El capítulo 1, se desarrolla bajo los términos que a continuación se consigna:
Dice la antigua leyenda que a Jujuy siempre se vuelve, si en el cuenco de las manos agua del río se bebe. Que propiedades tan brujas trae el río en su corriente que caminando al olvido, al amor retorna siempre. O tal vez no sea el río, sino mis ganas de verte las que me llevan y traen a tu provincia celeste.
Ya sea que arribes a Jujuy por aire o por tierra, sentirás en el pecho, como retumba nuestra historia, música, aromas…
Desde lejos se dejan ver los cerros y el verde vallisto de las fincas de Perico, de El Carmen y San Antonio. Enseguida, se oye el anuncio de que arribamos al aeropuerto Dr. Horacio Guzmán (ex El Cadillal).
Ahí se percibe la primera dicotomía. Porque es sabido que en Jujuy, el tiempo se detuvo, pero el aeropuerto ostenta modernismo por doquier, de hecho, es considerado el más moderno del NOA, en estos tiempos.
Similar sensación se vive al arribar por tierra. La ruta va tomando otro color y el horizonte al norte se lleva las miradas con la presencia de imponentes montañas. Llegar a la terminal de ómnibus “Gral. Manuel Eduardo Arias”, deja una sensación de provincia en permanente crecimiento.
Deben saber los visitantes que la ciudad, denominada Tacita de Plata, es abrazada por dos ríos: El Grande, que baja de la Quebrada y el Chico o Xibi-Xibi. De este último, dice la leyenda que quien bebe de sus aguas, siempre vuelve a Jujuy… Y si caminar es lo que se busca, el Paseo Xibi-Xibi, bordeando el río, debe ser parte de la rutina.
En el centro cívico, unos de los primeros lugares a visitar es “la plaza Belgrano”. Eje de la última de las tres fundaciones de Jujuy. Uno de los pulmones de la ciudad y escenario de hechos trascendentales en la historia del país y de la provincia.
Frente a ella, se encuentra La Casa de Gobierno, edificio de imponente arquitectura, en cuyo interior está ubicado “el salón de la Bandera”, espacio que alberga la Bandera Nacional de la Libertad Civil, donada por el Gral. Belgrano al pueblo jujeño en reconocimiento a la valerosa Gesta Heroica del Éxodo Jujeño.
En el exterior de este edificio, se lucen obras de la escultora Lola Mora, donadas a la provincia en la primera década del 1900: La Paz, El Progreso, La Justicia y La Libertad, se encuentran allí. Dos obras más de la escultora están en otros puntos de la ciudad: El trabajo, en la Plazoleta Maipú (calle Güemes) y Los Leones, en el tradicional barrio Ciudad de Nieva.
Otro edificio histórico en ese radio, es el cabildo. Hoy encaminado a su puesta en valor, ya que su fachada luce renovada y está proyectado el trabajo en su interior. Una vez finalizado, permitirá mostrar la importancia del pueblo jujeño en la historia argentina.
Caminando hacia el centro, se observan calles angostas, veredas estrechas. Aromas y sonidos que nacen desde la tierra, se dejan sentir a cada paso.
La Iglesia Catedral (también frente a la plaza), lugar donde se bendijo por primera vez la Bandera Nacional, celeste y blanca, es punto necesario de visita.
Otros lugares históricos, que se pueden recorrer caminando son: Ex Estación de Trenes (hoy Centro Cultural Manuel Belgrano), Museo Lavalle, Teatro Mitre, Espacio Culturarte y la casa donde vivió Manuel Belgrano (solo desde afuera), en la intersección de Belgrano y Ramírez de Velazco.
El Parque San Martín es el pulmón verde de la ciudad y, más alejado del centro, El Parque Botánico “Baron Shuel”, en el barrio Los Perales. En este último se amalgaman los valles y las Yungas, en paisajes, flora y fauna.
Buscando avanzar en paisajes, y buscando relajarse, es menester dirigirse hacia Termas de Reyes y Yala.
Saliendo de la ciudad y luego de admirar la imponente “Ciudad Cultural”, epicentro actual de los sucesos culturales más importantes: Fiesta Nacional de los Estudiantes, Carnaval y otras propuestas; se continua viaje por el flamante acceso norte, que en cuestión de minutos conecta la ciudad con Termas de Reyes.
Paisajes que aceleran el asombro, silencios que emiten profundos sonidos y un aire que energiza, son la materia prima de este espacio.
Hotel Spa, piletas de aguas termales, un mirador al cual se accede luego de una fabulosa caminata, sabores regionales (tortillas, buñuelos, api, mate cocido), competan el conjunto de maravillas de Termas de Reyes.
Siguiendo por Ruta 9 y antes de salir de la zona de valles, se encuentra Yala. Con río de aguas frías, calles rodeadas de verde, restaurantes, un camping y el camino, sinuoso y fantástico, hacia las lagunas de Yala.
Seis espejos de agua, rodeadas de cerros, frondosa vegetación. Hogar de aves acuáticas y otras especies de la fauna regional.
Luego de maravillarse con estos lugares, de dejar energía en cada recorrido, es tiempo de volver a la ciudad, para disfrutar de sus comidas, sus peñas y sus encuentros…
Eso será parte de nuestro próximo capítulo…
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