{jkhighlight}Boca Juniors perdió con Talleres, de Córdoba, por 1 a 0, más que tres puntos, porque sin ellos, además de dejar la punta del grupo 4 de la Copa de la Liga Profesional en manos de su vencedor, también cortó el invicto de 16 partidos que llevaba el técnico Miguel Ángel Russo desde que regresó al club de la Ribera{/jkhighlight}.
El comienzo del partido tuvo dos protagonistas voluntarios y uno involuntario, que podrían haber decidido en no más de cinco segundos el futuro del encuentro, que presuntivamente por esa acción en la que intervinieron los tres hubiese favorecido a Talleres.
Los dos partícipes por decisión propia fueron Carlos Tevez y el árbitro Germán Delfino, mientras que el que menos quería formar parte de ese entuerto fue Tomás Pochettino, a todas luces la víctima de ese trío.
Es que en el primer movimiento del partido fue Tevez con una "plancha" demoledora sobre la pierna derecha de su excompañero Pochettino, al que pudo lesionar tan gravemente como lo hizo cuando fracturó al mediocampista de Argentinos Juniors actualmente en Olimpo, de Bahía Blanca, en el Federal A, Ezequiel Ham, o al arquero de Newell´s, Ezequiel Unsaín, hoy en Defensa y Justicia.
O sin ir más lejos cuando en la fecha pasada le fracturó el codo derecho al actual arquero de Newell's, Alan Aguerre. "Tengo mala suerte con los arqueros de este equipo", argumentó el "Apache".
Esta vez la infracción a Pochettino pudo tener consecuencias muy graves, como por ejemplo la de los tres casos anteriores.
Sin embargo el otro testigo de la acción y encargado de hacer justicia, el juez Delfino, decidió pasar por alta tamaña falta y solamente amonestó a Tevez, cuando la tarjeta roja era la lógica y más coherente sanción que se imponía.
Esta omisión del árbitro mantuvo al partido en equilibrio, soporífero, es cierto, durante ese primer tiempo, pero también le permitió a Boca ser superior y estar un poco, un poquito en realidad, más cerca de la victoria que su rival.
Pero el castigo, más "divino" que nunca en este caso, llegó justamente por otro error de Delfino, cuando el partido se extinguía y el juez no cobró una falta sobre Sebastián Villa en el arranque de una jugada que a los 41 minutos del segundo tiempo selló la victoria cordobesa a través de Joel Soñora, nombre identificado con Boca si los hay por su padre, Diego "Chiche" Soñora.
Entre una y otra situación hubo un partido anodino, donde Boca tuvo falta de funcionamiento a partir de las ausencias generadas por sus jugadores convocados a distintas selecciones como por ejemplo los colombianos Frank Fabra, Edwin Cardona y Jorman Campuzano, más el lesionado Eduardo Salvio.
Y después de ese gol Boca no supo sobreponerse, no se "bancó" la derrota, y lo que debía hacer Delfino al principio lo terminó haciendo, correctamente, al final, cuando expulsó sucesivamente a Agustín Obando y Carlos Izquierdoz (la segunda en el año) por dos violentas infracciones.
Y así se fue Boca, segundo en la zona 4 de la Copa de la Liga Profesional ahora, desplazado justamente por el invicto Talleres, y a propósito de imbatibilidad, el "xeneize" perdió por primera vez con Russo como técnico desde que volvió al club (16 partidos, con 13 victorias y tres empates).
La última derrota boquense, ya con Gustavo Alfaro como técnico, tuvo lugar el 8 de diciembre del año pasado ante Rosario Central, por 1 a 0.
Y la imagen del final fue la de Joel Soñora, en un equipo plagado de exboquenses (Juan Cruz Komar, Franco Fragapane, Tomás Pochettino, Retegui y Mauricio Caranta, más el arquero suplente Marcos Díaz, besando el banderín del córner para celebrar su tanto, "porque mis dos abuelos fallecieron hace dos meses y eran fanáticos de este club".
Por el lado de Boca estuvieron también dos exTalleres como Julio Buffarini y Gonzalo Maroni, pero la imagen del hijo del actual coordinador de inferiores "xeneizes" fue finalmente lo más fuerte de la noche en la Bombonera. Más, inclusive, que esa falta cometida por Tevez tras el pitazo inicial.
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