Las Rectoras y Rectores de las Universidades Públicas de la Argentina, reunidos en el 84º Plenario del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), sesionamos, en modo telemático, rindiendo un muy merecido homenaje a los y las trabajadoras de la salud en general y, a los de los servicios sanitarios universitarios, en particular, por la heroica e intensa lucha que sostienen contra la pandemia que sufre nuestro pueblo.
En una situación de incremento de contagios y escalada del impacto de la COVID-19, reconocemos que el recurso más crítico e indispensable es el factor humano integrado por los miles de trabajadores y trabajadoras de la salud que en la primera línea de batalla y exigidos aún más allá inclusive de lo razonable, ya han impedido un número invalorable de pérdidas de vidas y han recuperado a un sinnúmero de enfermos.
Merecedores y merecedoras de un aplauso y agradecimiento diario por su labor, muchas veces también han sufrido amenazas injustificables y actos repudiables de discriminación en el transporte público o en sus áreas de residencia. Ponen en riesgo su salud una y otra vez, en cada minuto de su labor, así como la de sus propias familias.
Trabajan muchas veces sin contar con todos los elementos de protección individual indispensables, frecuentemente en jornadas que se extienden mas allá de lo aconsejable, y aun así, siguen adelante. Ganan y pierden batallas cada día con todas las tensiones y la carga emocional que ello implica. Y como ellos mismos lo han expresado en estos días “los recursos para salvar a pacientes de coronavirus se están agotando”.
Buena parte de estas y estos trabajadores, profesionales y técnicos, son graduados y graduadas de nuestras universidades públicas. Y toda la comunidad universitaria siente un gran orgullo por la capacidad que, los y las colegas, demuestran en su incansable lucha cotidiana para salvar vidas. Para ellos y ellas todo nuestro afecto y reconocimiento.
El aislamiento y el distanciamiento social, el uso de tapabocas y la higiene, son, hoy por hoy, las únicas medidas, ampliamente aceptadas en todo el mundo, para hacer frente a la pandemia. Uno de los principales objetivos de estas medidas es impedir que se colapsen los servicios de salud para que todas aquellas personas que lo requieran puedan ser atendidas adecuadamente. Sin embargo, los niveles de ocupación de guardias y unidades de terapia intensivas en nuestra Patria indican que aún es necesario un mayor esfuerzo en el cumplimiento de estas medidas. Se trata de cuidarnos y cuidar al otro.
No podemos permitir que los y las trabajadoras de la salud se sientan solos/as, agobiados/as, y agotados/as.
Tenemos que expresarles nuestro reconocimiento, acompañamiento y solidaridad, no solo en ese aplauso que diariamente merecen sino también a través de comportamientos sociales adecuados.
De ningún modo es aceptable, que cuando estos y estas trabajadoras salen de sus instituciones a tomar un breve y merecido descanso observen y sientan, que a su alrededor, la sociedad sigue con sus actividades, insensible a lo que ocurre con miles de argentinos dentro de esas unidades hospitalarias. De este modo solo incrementamos su sensación de soledad y agobio y, en síntesis, desesperanza.
Por eso convocamos, en primer lugar a nuestra comunidad universitaria y, en general a toda la sociedad a comprender que cualquier actividad que realicemos y que no sea esencial o estrictamente imprescindible debe ser evitada y postergada ya que está suficientemente demostrado que, inexorablemente, provocará mayores contagios y un número más alto de pacientes hospitalizados y fallecidos.
Estos trabajadores y trabajadoras nos piden que no desafiemos al virus porque ponemos en riesgo nuestras vidas, las de muchos/as compatriotas y, desde ya, las del personal de salud que acudirá a salvarlas heroicamente.
Las Rectoras y Rectores de las Universidades Públicas de la Argentina, desde todos los rincones de la Patria, les decimos a todos y todas las trabajadoras de la salud una y mil veces: No están solos/as.
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