En un mensaje hecho público hoy con motivo de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado, que se celebrará el próximo 14 de enero, el Pontífice ha reflexionado sobre la necesidad de que los gobiernos simplifiquen la concesión de visados humanitarios y agilicen los procesos de regulación para quienes viven de forma estable en un país de acogida.
En el mensaje el Pontífice recuerda su primer viaje a la isla italiana de Lampedusa en julio de 2013, puerta de entrada a Europa para miles de migrantes procedentes de África, después de que varios naufragios de embarcaciones acabaran con la vida de centenares de ellos. Para evitar nuevas tragedias, el Obispo de Roma propone "ampliar las posibilidades para que los emigrantes y refugiados puedan entrar de modo seguro y legal en los países de destino".
"Sería deseable un compromiso concreto para incrementar y simplificar la concesión de visados por motivos humanitarios y por reunificación familiar", asegura el Pontífice, que destaca la necesidad de crear corredores humanitarios para los refugiados más vulnerables a través de programas de patrocinio privado. "Sería conveniente, además, prever visados temporales especiales para las personas que huyen de los conflictos hacia los países vecinos".
El Pontífice argentino recuerda que es necesario "proteger" a quienes llaman a nuestra puerta en busca de ayuda, especialmente a los niños. Según el Santo Padre la Convención Internacional sobre los derechos del niño ofrece una base jurídica universal para la "protección de los emigrantes menores de edad". En 2016 más de 2.000 menores de edad llegaron a Italia solos, es decir, sin estar acompañados por un adulto, según datos de 'Save the children'. La mayoría procedían de Eritrea, Egipto, Somalia, Nigeria y Siria. Y a gran parte de ellos se les perdió el rastro una vez desembarcaron en las costas italianas.
Para hacer frente a este fenómeno, el Papa propone "el acceso regular a la educación primaria y secundaria" así como garantizarles la permanencia en el país de acogida una vez hayan alcanzado la mayoría de edad. "En el caso de los menores no acompañados o separados de su familia -escribe Bergoglio-- es importante prever programas de custodia temporal o de acogida".
Bergoglio denuncia que las expulsiones "colectivas y arbitrarias" de migrantes y refugiados no son la solución al problema migratorio actual. Especialmente, asegura, "cuando se realizan hacia países que no pueden garantizar el respeto a la dignidad ni a los derechos fundamentales". En su mensaje el Pontífice destaca la importancia de integrar a estas personas en las comunidades locales. Y aclara: "la integración no es una asimilación que induce a suprimir o a olvidar la propia identidad" sino una oportunidad para descubrir al otro.
Bergoglio reclama que los migrantes y refugiados puedan acceder a la asistencia sanitaria en el país de acogida, que se les garantice la libertad religiosa y de movimiento, se facilite su inserción laboral y su acceso a la ciudadanía. En este sentido, el Pontífice propone acelerar los procesos de ciudadanía y de regularización extraordinaria a los inmigrantes que puedan demostrar una permanencia estable en el país de acogida. Una nacionalidad, subraya Francisco, que debe ser reconocida "a todos los niños en el momento de su nacimiento", separándola así de requisitos económicos, lingüísticos o culturales.
Francisco concluye su mensaje recordando que durante la cumbre de la ONU celebrada en noviembre de 2016 los estados se comprometieron a aprobar antes de 2018 dos pactos globales (Global Compacts), uno dedicado a los refugiados y otro a los migrantes. El Pontífice espera que su mensaje pueda contribuir en este proceso.
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El Papa pide que se abran corredores humanitarios para "acoger y proteger" a los refugiados
El Papa Francisco ha pedido a la comunidad internacional un mayor esfuerzo para acoger, proteger e integrar a los migrantes y refugiados.
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