Los tiempos en los que las redes sociales servían para provocar revoluciones como las de la primavera árabe parece que han pasado. Cada vez más gobiernos están monitorizando el uso que los ciudadanos hacen de Internet. Con China a la cabeza. Por eso los manifestantes que protestan en Hong Kong contra la tutela de Beijing, están usando la tecnología de forma completamente novedosa:la emplean para pasar desapercibidos.
A pesar de que el Gobierno de Hong Kong ha aceptado frenar la polémica ley de extradición a China, las protestas continúan. El grado de sofisticación técnica de las protestas contra el Gobierno de Beijing se explica porque esta es una de las urbes tecnológicamente más avanzadas del mundo.
Incluso se llegó a montar una tienda en Internet con productos para acudir a las protestas. Aunque ya ha sido cerrada. Entre sus productos encontramos un inhibidor de señales RFID. Esta tecnología, que se usa en elementos como tarjetas de transporte público o pasaportes, almacena datos sobre la identidad del que la usa. Algo que los activistas sospechan que puede ser usado para detectar sus movimientos.
A diferencia de lo que sucede en otros países aquí los manifestantes se enfrentan a una potencia tecnológica que usa toda clase de sistemas de control de las comunicaciones. Además de sofisticadas técnicas de videovigilancia. De hecho, el sistema de mensajería Telegram, con el que se han canalizado las protestas a través de enormes canales con miles de usuarios, al parecer fue objeto de ataques desde China.
Los controles tecnológicos que aplican los gobiernos de Hong Kong y Beijing, han llevado a que las redes sociales sólo sean usadas por los que protestan ante el Gobierno central para difundir sus mensajes al resto del mundo. Pero no para organizar las propias protestas. De hecho, los manifestantes usan toda clase de tecnologías para practicar el camuflaje digital y a la vez comunicarse. De forma masiva, pero discreta.
Para ello se han puesto patas arriba los usos para los que en principio están pensados ciertos servicios. Como explican en la BBC Pokemon Go se ha usado para congregarse con la excusa de jugar al popular videojuego y algunos conductores de Uber que apoyan las protestas desactivan el GPS para llevar a manifestantes de vuelta a sus hogares. También la aplicación de citas Tinder es usada para difundir información sobre las manifestaciones y el servicio Twitch, diseñado para seguir en directo partidas de videojuegos, se ha usado para transmitir en vídeo las protestas.
Otra tecnología que ha jugado un inesperado papel es el sistema de intercambio de archivos AirDrop de Apple. Esta se usa entre los numerosos usuarios de iPhone de la ciudad para enviarse archivos en las aglomeraciones. La comunicación se realiza de forma cifrada entre dispositivos mediante Bluetooth y Wifi, el sistema es bastante seguro porque no necesita de conexión a Internet.
Algunas organizaciones que están detrás de las protestas, como Keyboard Frontline, incluso han editado folletos como este (pdf), en el que se dan consejos sobre el uso de tecnología para no ser rastreados por las autoridades: emplear tarjetas telefónicas de prepago y usar un teléfono que no sea el que habitualmente se emplea, son dos de las recomendaciones principales. Además, se explica que no es mala idea activar la función de eliminar a distancia todos los archivos si el móvil es incautado.
Entre las aplicaciones de mensajería que por su discreción se proponen están Telegram, Threema o Wickr. Con esta última incluso se recomienda programarla para que los mensajes sean eliminados al cabo de un tiempo, de esa forma si el manifestante es detenido la policía no podrá acceder a sus mensajes.
Para el uso del correo electrónico los servicios cifrados que pueden ser útiles son Hushmail, ProtonMail y StartMail. En el caso de tener que hacer llamadas telefónicas se dice que lo mejor es usar las aplicaciones RedPhone (Android) o Signal (iPhone). Finalmente las fotos y vídeos no es recomendable que se almacenen en la memoria mucho tiempo, es mejor que pasen directamente a la nube. En el caso de los vídeos se recomienda usar el servicio UStream.
Pero también se toman medidas mucho más visibles, como es el uso de punteros láser de cierta potencia para deslumbrar a los policías, evitar que graben con sus cámaras a los manifestantes y señalar su posición cuando lanzan gases lacrimógenos.
Las escenas que aparecen en los vídeos que acompañan a estas líneas parecen sacadas del cine de ciencia ficción, pero son muy reales. Quizá las protestas de Hong Kong pasen a la historia como las primeras en las que una sociedad altamente tecnificada ha contrarrestado la vigilancia de una superpotencia tecnológica.
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