El Gobierno salió rápidamente a rechazar la nueva contraoferta presentada esta tarde por los tres grupos de bonistas y a cuestionar la actitud de los grandes fondos, que presionan por un incremento en los pagos ofrecidos. Tanto el presidente Alberto Fernández como el ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificaron que la propuesta formalizada hace dos semanas en la Comisión de Valores de Estados Unidos (SEC por su sigla en inglés) es la "definitiva".
Los grupos Ad Hoc, que lidera BlackRock; Exchange, de los bonistas del canje 2005; y el Comité de Acreedores de Argentina (ACC), que se debilitó luego de que uno de sus integrantes y dos de sus aliados aceptaran la oferta oficial; publicaron este lunes un comunicado en el que informaron su rechazo conjunto al ofrecimiento del Ejecutivo y la presentación de una nueva contrapropuesta.
La contraoferta está valuada en USD56,5, es decir, USD3 por encima de la propuesta oficial.
"Vemos en ese grupo de acreedores una falta de entendimiento sobre las restricciones que enfrenta la Argentina. No vamos a confrontar con nuestros acreedores. No vinimos a pelearnos con nadie sino a resolver un problema enorme en el que se dejó a Argentina. Queremos resolver el problema. Fue con esa vocación que hicimos una oferta definitiva que incluyó nuestro máximo esfuerzo", afirmó Guzmán en declaraciones públicas.
Fuentes al tanto de la negociación le dijeron a un prestigioso medio que en el Gobierno leyeron la movida como "una cartelización de mala fe" de los grandes fondos.
Fernández, que mañana hablará ante algunos de los principales fondos en una videoconferencia del Consejo de las Américas, también respondió en declaraciones a la Televisión Pública: "Esperábamos esto, lo único que pasó es que se formalizó la posición de un grupo de bonistas. Vamos a seguir hablando y negociando, sabiendo que la argentina ha hecho un enorme esfuerzo ya con la oferta que ha hecho".
"Es imposible que nos podamos mover de esta oferta que hicimos porque es un esfuerzo muy grande, eso también lo tienen que saber todos, es un esfuerzo que nos pone al limite, no queremos que hagamos una oferta que ponga en riesgo a los sectores más vulnerables, Argentina necesita sacar de la pobreza a un numero muy importante de argentinos y no lo puede seguir exigiendo a esos argentinos más esfuerzos, la deuda debe ser sostenible, la podemos pagar en el tiempo y no a costa de sectores vulnerables", agregó el Presidente.
En esa clave, Guzmán planteó que "aceptar lo que piden algunos acreedores significaría someter a la sociedad argentina a más angustia, implicaría por ejemplo ajustar jubilaciones, y no lo vamos a hacer". "Seguimos esperando que prime la buena fe por parte de los acreedores", añadió.
Con todo el ministro se mostró optimista sobre el resultado del canje por USD66.200 millones de deuda externa: "Consideramos que la mayoría de nuestros acreedores va a aceptar la oferta".
Además de los que ya aceptaron el ofrecimiento, como Fintech, Gramercy y Greylock, que hoy abandonó el ACC, el Gobierno apunta a convencer a algunos grandes fondos no agrupados como Pimco que tiene títulos por unos USD2.000 millones. También busca conseguir una importante adhesión entre los tenedores minoristas, que en conjunto representan más de la mitad de la deuda elegible.
Lo cierto es que no será sencillo. Los tres grupos que se unieron por primera vez para presionar por mayores pagos, pese a que el Ejecutivo ya concedió más de USD10.000 millones desde el inicio de la negociación, aseguran tener más de un tercio de los bonos a reestructurar y poseen un peso significativo en el establishment financiero de Wall Street.
La participación mínima para hacer efectivo la operación es del 50% de los títulos y, para activar una reestructuración generalizada se necesita el 66% de las voluntades en los bonos emitidos por Mauricio Macri y el 85% en los del canje de 2005.
La contraoferta de BlackRock y sus aliados incluye una estructura similar al ofrecimiento oficial, pero con cupones más elevados (3,4% contra 3,07%), un adelantamiento en las fechas de pago de intereses a enero y julio de cada años, y un límite a la estrategia "pac-man" para avanzar en canjes parciales.
Además, para el nuevo bono que capitaliza los intereses devengados proponen que pague un cupón de 4,9% anual, una tasa muy superior al 1% ofrecido por el Gobierno. En cuanto al capital, la propuesta es igual a la oficial: 3% de quita para los bonos Globales y ningún recorte para los bonos del canje 2005.
En el Ejecutivo admiten que podría haber algunos retoques de la estructura legal para sellar el acercamiento pero afirman que los términos económicos de la propuesta son inamovibles.
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