Decidido a confrontar únicamente con el Presidente, el candidato del Frente de Todos esquivó al resto de los aspirantes, mientras el postulante de Juntos por el Cambio arrancó con discurso optimista y fue incrementando el volumen hasta que devolvió con la misma moneda y golpeó al kirchnerismo.
"Hace cuatro años, en este debate, alguien mintió mucho y otro dijo la verdad. El que mintió hoy es presidente", rompió el hielo Fernández, apuntando con el dedo a Macri, ubicado en el extremo izquierdo del escenario de la Universidad Nacional del Litoral (Santa Fe).
Fernández salió dispuesto a demoler al Presidente. Buscó incomodarlo en cada round y lo atacó sin tapujos, incluso acusándolo de decir "disparates". En la presentación lo trató de "mentiroso" y, desde los primeros segundos, abandonó el tono moderador de su campaña electoral y acaparó la tensión del debate con frases punzantes contra Macri.
Como parte de su estrategia, Fernández obvió al resto de los participantes. Únicamente le envió un guiño solapado al candidato de Consenso Federal, Roberto Lavagna, sobre ya quien dijo que le gustaría "sumarlo" a su equipo.
En tanto, Macri arrancó tranquilo y siguió con la hoja de ruta que lleva a las marchas del #SíSePuede: apeló al optimismo, habló de "problemas desde hace décadas" para dimensionar la crisis económica argentina y pidió "seguir trabajando juntos".
Tras la primera etapa del debate, el Presidente abandonó la mesura y se subió al ring al que Fernández lo invitó desde el vestuario. "La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner condecoró con la Orden de San Martín al dictador Maduro", espetó y dijo que el candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el Frente de Todos, Axel Kicillof, iba a impulsar la "narcocapacitación en las escuelas".
Como contó otro medio, el presidente Macri había ensayado con especial énfasis las palabras que diría en los 30 segundos finales de cada intervención. En la Casa Rosada buscaban un efecto "remate" que el Presidente logró cuando atacó directamente al kirchnerismo, tras varios dardos teledirigidos de Fernández.
Sin embargo, Fernández llevó la delantera y planteó un duelo pugilístico que lo posicionó mejor que Macri. Al margen de las temáticas, el candidato del Frente de Todos se enfocó en acordonar al Presidente, así sea con datos duros (citó números de inversión del presupuesto en Salud y los intereses de deuda, entre otros), refutaciones discursivas y, también, con chicanas.
"No sé en qué país vive", soltó Fernández luego de la exposición de Macri durante el segmento Relaciones Internacionales, dentro del cual el Presidente resaltó la "inserción argentina en el mundo" y cuestionó que en el gobierno kirchnerista llevó a la Argentina a ser "uno de los países más aislados del mundo".
Al margen del duelo entre ambos, tanto Fernández como el Presidente respondieron a sus audiencias: con una prédica ordenada y con la polarización como ariete para sumar golpe de efecto al rígido sistema del debate presidencial, se entregaron a la demanda de su electorado. Ambos se mostraron sólidos y monopolizaron la discusión, pero Fernández se impuso porque levantó la tensión desde el arranque y, a diferencia de Macri, fue directo, tajante y apuntó directamente a su figura en cada intervención.
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Con un tono durísimo, Fernández le ganó el primer duelo a Macri
Fue el más didáctico y el más claro. Aunque arrancó con una presentación en duros términos -acusó a Mauricio Macri de "mentiroso"- no se enrojeció ni levantó la voz. Acelerado y recostado sobre el 49,55% de los votos que cosechó en las PASO del 11 de agosto, Alberto Fernández sacó una luz de ventaja en el primer debate presidencial.
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