"Parece que vino motivado por la marcha del millón". En el primer piso de la Facultad de Derecho, una vez terminado el evento, un ministeriable del Frente de Todos admitía que los golpes que había asestado Mauricio Macri habían sido certeros. Alberto Fernández había salido "hecho" del debate, sin tener que lamentar daños severos, pero el Presidente había logrado mostrarse sólido y jugar a la ofensiva.
Fernández lo sintió desde el principio. Macri salió a pegarle al kirchnerismo en las exposiciones sobre el primer eje temático, relacionado con la seguridad. Se refirió al espacio como "ellos" y les apuntó. "En este tema, como en tantos otros, somos distintos a ellos. Ellos abandonan a las víctimas, alientan a los barrabravas, menosprecian las fuerzas de seguridad y descuidan las fronteras, por donde entró la droga". Cuando terminó con "ellos", le disparó directamente a Fernández. "Cuando Alberto Fernández fue jefe de Gabinete llegamos a importar 20 mil kilos de efedrina por año", dijo.
Sentado a su derecha, el candidato presidencial de Todos miró al Presidente fijo durante todas sus exposiciones. En más de una ocasión sonrió, displicente. Abandonó el "dedito acusador" que tanto se le criticó en el anterior debate y solo lo utilizó al final para decir "que en la grieta se queden ellos", señalando a Macri, antes de prometer poner "a la Argentina de pie".
Fernández llegó a la Facultad de Derecho con los cuatro millones de votos de diferencia de las PASO en el bolsillo, con el partido ganado del primer encuentro y con la convicción de que el debate no tiene "ninguna utilidad". Lo dijo antes y lo repitió en el trayecto hacia el edificio ubicado en avenida Figueroa Alcorta, donde se sintió como en casa: antes y después del debate, los empleados de la facultad lo frenaron en los pasillos para pedirle fotos y desearle suerte. Fernández hizo sentir la localía desde el principio: "En esta facultad yo me eduqué y educo", dijo en su presentación.
"Esto no mueve el amperímetro, no sirve para nada", coincidió uno de sus dirigentes de mayor confianza. Otros posibles ministeriables ya hablaban del escenario con el que, creen, se encontrarán el 10 de diciembre en caso de que los resultados del 11 de agosto se confirmen el domingo que viene.
En la previa, Fernández se había preparado para devolverle a Macri los golpes sobre corrupción con los que esperaba que le tirara. Las menciones a los negocios de las empresas de Franco Macri, el blanqueo de dinero por parte de familiares, los negocios de parques eólicos y la deuda del Correo estuvieron perfectamente preparadas. "Alberto tiene con qué devolverle", anunciaron en el equipo de Todos antes del debate.
"Usted se pregunta cómo yo en mis años de jefe de Gabinete no vi la corrupción en la obra pública. ¿Y usted en el clan Macri no vio la corrupción de la obra pública? ¿No vio lo que pasaba en su familia? Después nos contó, cuando su padre murió, que su padre era el responsable. Presidente, hablemos en serio, a mí no me va a correr", le tiró Fernández, en uno de los pasajes más duros del debate. El Presidente reaccionó sobre el escenario y también debajo. "Es de muy mal gusto citar a una persona que ya no está en este mundo y no puede defenderse", dijo en el debate.
Detrás de escena, la tensión creció. Macri le reprochó a Fernández la mención a su padre. El candidato del Frente de Todos lo trató de "inmoral" por haber sido él mismo quien trató de corrupto a Franco Macri después de muerto. El cruce de palabras terminó, pero los candidatos no volvieron a saludarse. Algunos dirigentes del Frente de Todos admitieron que la jugada de Fernández fue "al límite". "Un poco fuerte ", dijo un candidato que ofició de vocero de Fernández, que admitió que el Presidente llegó al segundo debate "mucho más preparado" que al anterior. "Pero le sigue hablando a su núcleo duro. Estará motivado por el espíritu de la marcha de ayer", resumió.
Los ataques de Macri siguieron. Fernández se rió cuando escuchó que el Presidente lo acusaba de ser "lo mismo" que Cristina Fernández de Kirchner y cuando aludió, sin nombrar a la ex presidenta, al compararla con su compañero de fórmula, Miguel Ángel Pichetto. "Tengo un compañero de fórmula que siempre da la cara", dijo el Presidente.
El azar, a contramano de lo que sucedió en el primer debate, no lo favoreció. Por sorteo, a Macri siempre le tocó hablar después que a Fernández y aprovechó el orden para rebatir sus conceptos o para dispararle a sabiendas de que no obtendría respuesta alguna.
Sin alterarse, con un discurso en un tono más bajo que el que usó en la Universidad Nacional del Litoral, Fernández se defendió con firmeza cuando afirmó que "nunca un juez" lo llamó siquiera a declarar por una denuncia en su contra, contraatacó y logró instalar dos propuestas: la creación del Consejo de Seguridad y del Ministerio de la Vivienda, además de remarcar los índice económicos negativos del gobierno de Macri.
Los dirigentes que lo acompañaron celebraron que el evento hubiera terminado. "Estuvo bien Alberto, salimos hechos", dijo un miembro de su círculo íntimo que celebró el cierre con el que el candidato presidencial apuntó a conquistar el voto.
Fernández llegó a la Facultad de Derecho acompañado por sus colaboradores más cercanos: su pareja, Fabiola Yáñez; su vocero, Juan Pablo Biondi; el encargado del área de comunicación, Juan Courel; los economistas Matías Kulfas y Cecilia Todesca, Santiago Cafiero y Eduardo "Wado" de Pedro. Junto a ellos se sentaron, en segunda fila, detrás del equipo de Macri, Sergio Massa y Daniel Arroyo.
Además, estuvieron Felipe Solá, Miguel Cuberos, Victoria Donda, Matías Lammens, Juan Cabandié, Mariano Recalde, los gobernadores Sergior Uñac y Juan Manzur y los intendentes Mariano Cascallares y Martín Insaurralde, entre otros.
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Fernández cuidó el resultado y se defendió de un Macri más agresivo
En Todos quedaron conformes con el resultado del debate, pero admitieron que el Presidente fue mejor preparado y más certero que en el primer debate. El orden de los oradores lo perjudicó.
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