Aquí el comunicado:
La extorsión consumada
Ana Juárez Orieta luego de grabarme en forma clandestina durante años y entregar el material para su manipulación y publicación, ahora ha efectuado una denuncia en mi contra por un supuesto hecho aberrante que habría sucedido el 23 de agosto de 2019.
La prueba de que la denuncia es falsa proviene de las mismas grabaciones que ella entregó. En los audios que se publicaron en la primera nota del portal digital “Cohete a la luna”, llamada “Limpiar el sótano”, aparece una conversación amistosa que mantuvimos el 11 de octubre de 2019. No podríamos haber conversado en esos términos si unos días antes se hubiera producido un ataque como el que denuncia.
Lo real es que Juarez Orieta grabó, en forma ilegal y clandestina, distintas conversaciones en el marco de una relación informal. Jamás estuve al tanto -como ella pretende- de que las grababa: nadie habla si sabe que lo están grabando. Grabó conversaciones con un fin que no podía ser lícito durante, por lo menos, tres años, en connivencia con su hermana Débora Juárez de Bracamonte, legisladora provincial.
Algunas semanas atrás, las grabaciones aparecieron en una nota de un diario digital. Habían sido manipuladas para cambiar el sentido de las frases, para eliminar lapsos temporales y para descontextualizar el contenido, todo lo que acredité mediante una pericia informática. Los objetivos eran presentar un argumento a favor de la presunta falta de independencia del Poder Judicial de Jujuy y también vincularme a causas en las que me encuentro excusado. Al momento de publicarse los audios no se hizo referencia alguna un supuesto abuso sexual que Juárez Orieta hoy denuncia, de modo que se trató de un plan por etapas, que incluso me fue siendo anunciado mediante amenazas.
El hecho es que cuando hice pública mi intención de denunciar Ana Juárez Orieta y a su hermana, comenzaron a extorsionarme. Me llegó, a través de distintas personas, que tenían en su poder otros elementos que podían perjudicarme. Entre esas amenazas se señaló la fecha en la que luego se me atribuiría el supuesto ataque sexual. Frente a la coacción, denuncié las amenazas, y ello muchos días antes de que se me atribuyera este hecho aberrante. Me presenté en la Justicia y señalé en forma precisa la coacción a la que estaba siendo sometido.
La denuncia falsa que Juárez Orieta formula en mi contra es el resultado de las denuncias que realicé previamente. Juárez Orieta, luego de participar de una operación política ilícita, decidió cubrirse a través de la extorsión. Como no cedí, echó mano a una calumnia infame.
El diario digital sostiene que la denuncia falsa de Juárez Orieta “ratifica que la intervención al Poder Judicial jujeño es una salida racional”, lo que pone de manifiesto una obvia intencionalidad política. La nota, plagada de contradicciones, así utiliza la lucha de las mujeres contra la violencia de género poniéndola al servicio de una operación política execrable.
Lo que dejo en claro es que, frente a las amenazas, ante la extorsión ahora consumada, he optado por cumplir con mis deberes, sin hacer prevalecer en ningún momento mi interés personal.
Tengo obligaciones como funcionario, pero también, ahora, como persona atacada en el derecho a la integridad de su nombre y de su imagen, me propongo defenderme de una manera activa. Se me endilga un delito repugnante con el solo fin de consumar la maniobra política y destruirme personal, social y familiarmente, y ello va a tener la respuesta que corresponde, que consistirá el ejercicio de mis derechos, sin descanso, por el bien de mi familia y de la comunidad que merece certeza sobre las personas que ejercen responsabilidades públicas.
Pablo Baca.-
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