Un triunfo 3-2 agónico para romper con el maleficio de diez años sin vencer en su propia casa a Racing, un equipo que venía entonado tras la obtención de la Recopa Sudamericana.

La primera jugada de peligro fue córner de Reali, la cabeza de Romaña, el rebote del arquero Cambeses y la definición para abrir el marcador de Braida. El cuervo comenzaba el partido ganando.

Una tromba fue el Ciclón en la primera media hora del primer tiempo, una alineación que propuso y no esperó, que se llevo por delante a unrival que presentó una formación totalmente alternativa. Con seis acciones de riesgo, el Ciclón mostró mucha concentración para ocupar los espacios, inteligencia para estar siempre adelantado a la jugada y ambición por ese triunfo que lo hacía llegar a la cima, junto a Central, a la espera de que Independiente complete su partido con Banfield.

Racing es un equipo con un aura bastante particular en estos tiempos, que estaba para ser arrollado, pero que encontró en la primera situación que gestó de peligro la llave del gol para trastocar el escenario: un quedo de Ezequiel Herrera, un pase con mucha precisión de Almendra para hacer correr la pelota y una definición exquisita de Mura.

Luego del empate quedó aturdido San Lorenzo, que era dueño y pasó a ser dominado. Fue un golpe a la mandibula de los dirigidos por Miguel Angel Russo. 

El equipo se llenó de dudas y el público paso de la sonrisa para exhibir murmullos y quejas ante un equipo que de pronto perdio la magia.

Porque a excepción de Nardoni, el resto del equipo visitante fueron piezas alternativas a las que recurrió Costas, dándole descanso –no estuvieron ni en el banco– a los nombres que logran el campeonato en Brasil.

Cambeses se llenó del aura de Arias y respondió siendo una de las grandes figuras de la noche, Balboa resolvió con la eficacia de Maravilla Martínez y la Academia revirtió el marcador para alimentar sus ilusiones. Pero al clásico le faltaban emociones, por ejemplo, un posible penal –de Romaña sobre Zaracho–, que ni el juez ni el VAR consideraron.

Otra vez Braida mostró las razones que lo imponen como una pieza determinante y por qué es el capitán: con el empate devolvió la energía positiva para que Peralta, de cabeza, hiciera volar la pelota al fondo del arco de la academia.

Racing se convirtió en un rival complejo para el Ciclón, que acumulaba una década sin festejos en su casa: Cetto y Más, los defensores goleadores en aquella victoria 2-1. San Lorenzo no se rindió y tuvo un premio para escribir otra página épica.