La Copa Argentina es una competencia que suele encontrar la versión más iluminada de River. Al igual que había ocurrido en 2017 y 2019, el Millonario afrontó un encuentro por el certamen integrador con la necesidad de enterrar duras frustraciones en la Libertadores, su máximo objetivo de la temporada. Barracas Central apareció como contrincante en el encuentro de 16avos de Final de la décima edición y, si bien el club de Núñez había arribado con una racha adversa de cuatro partidos sin victorias, recuperó un rendimiento confiable que le permitió obtener el triunfo por 3-0. Milton Casco y Agustín Palavecino, en dos oportunidades, fueron protagonistas de definiciones de gran valía para sellar la clasificación a la siguiente instancia, que lo cruzará en el camino de Defensa y Justicia.

Un clima fervoroso recibió la reaparición del Único de Villa Mercedes en la Copa Argentina AXION energy. El último antecedente del estadio ubicado en San Luis databa del 28 de agosto de 2019, cuando Independiente había vencido por 1-0 a Patronato. En esta oportunidad, River, que había sido protagonista del estreno de la sede de La Pedrera en la competencia integradora (victoria por penales ante Gimnasia de Mendoza), llegaba necesitado de un triunfo por una sucesión de resultados negativos: caídas ante Huracán y Godoy Cruz por la Liga Profesional se habían sumado a la imprevista eliminación contra Vélez en octavos de final de la Libertadores. Protagonista de una racha histórica de 27 encuentros sin derrotas en los 90 minutos por el certamen, el Millonario se plantó en el campo de juego con un 4-1-4-1 que incluyó a Lucas Beltrán, retornado desde Colón de Santa Fe en el último mercado de pases, como referencia ofensiva.

A diferencia de los últimos encuentros en las distintas competencias, River exhibió la fluidez necesaria en el mediocampo que le permitió generar numerosas ocasiones de riesgo. Rodrigo Aliendro, otro refuerzo con pasado reciente en el Sabalero, ejerció una influencia notoria desde la posición en el terreno de juego y la profundidad de sus pases. Se complementó con el desequilibrio ofrecido por Esequiel Barco y Santiago Simón en las bandas, motivo por el cual el conjunto dirigido por Marcelo Gallardo logró ensanchar la cancha y disponer de superioridad numérica en distintos sectores. El intento de Beltrán (mediavuelta que se desvió en Gonzalo Paz) anticipó la historia que ocurriría en el minuto 21 de juego. Barco filtró un pase hacia la punta izquierda y Elías Gómez lanzó un centro que, luego de la peinada del mencionado Paz, derivó en un remate furibundo de Casco que se estrelló en la red. El defensor polifuncional, ubicado este miércoles en el puesto de lateral derecho, quebró una sequía personal de dos años, cuatro meses y dos días sin convertir.

Plantado con un esquema de 4-2-3-1, Barracas Central llegaba motivado a la contienda ante River, el reencuentro oficial entre ambas instituciones después de prácticamente 92 años (el anterior cruce se había producido el 16 de noviembre de 1930). Los triunfos frente a San Lorenzo y Talleres de Córdoba le habían permitido escaparse de la zona riesgosa de la tabla de promedios y sumar confianza con el objetivo de emular su campaña más relevante en la Copa Argentina, certamen que lo tuvo como clasificado a los Octavos de Final en la temporada 2011-2012. Arrinconado por River en el inicio, el Guapo comenzó a salir del asedio al sufrir el primer gol y contó con dos oportunidades netas para alcanzar la igualdad. Iván Tapia, mediapunta utilizado por Alfredo Berti, fue la usina generadora al habilitar, en primer lugar, a Bruno Sepúlveda. El delantero eludió con precisión la marca de Jonatan Maidana pero estrelló su remate en las manos de Franco Armani. La siguiente intervención de Tapia se daría con un lanzamiento preciso que fue conectado de cabeza por Neri Bandiera. El delantero, de irrupción sorprendente con la camiseta de Sarmiento de Resistencia en aquella edición inaugural de la competencia, no logró darle la dirección deseada a su remate, que salió desviado.

Los avisos rivales generaron que River recupere la determinación de cara al segundo tiempo. Aunque parecía que la historia podía tornarse compleja por los ingresos de Sebastián Rincón y Cristian Colmán en Barracas Central, el Millonario manejó la iniciativa y capitalizó los espacios en campo ajeno. Maximiliano Gagliardo debió responder con solvencia para desviar un remate cruzado de Santiago Simón y un desvío oportuno de Barco. Lejos de desmotivarse por la escasa eficacia, el club de Núñez gestó un nuevo golazo. Palavecino recibió del futbolista surgido en Independiente y descargó para Gómez, que profundizó al área hacia la aparición de Aliendro. El mediocampista exhibió su jerarquía al juntar tres marcas y habilitar de taco al iniciador de la jugada, que definió la acción de manera acorde: toque entre las piernas del arquero del Guapo para sentenciar el segundo tanto. Un grito desaforado remarcó la importancia del gol para el volante ofensivo de 25 años.

Si bien River sufrió la expulsión de Héctor David Martínez por una dura infracción sobre Rincón, Palavecino reapareció en escena para impedir cualquier atisbo de reacción por parte de Barracas Central. El mediocampista recibió la cesión de Gómez y aprovechó la posesión del tiempo y espacio exacto para sacar un remate teledirigido al ángulo superior izquierdo del arco defendido por Gagliardo. Fue el toque decisivo en el reencuentro del Millonario con una producción de alto voltaje. Además de permitirle sostener la aspiración de consagrarse en los dos objetivos del semestre y prolongar la seguidilla invicta histórica en la Copa Argentina, el club de Núñez se llevó la felicidad por haber disfrutado de otra visita placentera a una de las provincias que oficia como sede del certamen.