La ministra de Educación porteña volvió a defender el cierre de las escuelas nocturnas tras las fuertes críticas que despertó la resolución que deja sin escolarización a miles de jóvenes de la ciudad de Buenos Aires.
Soledad Acuña intentó justificar su decisión aduciendo que se trata de “una mejora de la oferta educativa para los jóvenes que tienen que terminar la escuela”. La “mejora” implica la reducción de matrículas en 9 liceos y bachilleratos nocturnos y el cierre progresivo de 14 comerciales –también del turno noche– que, según Acuña, tienen un plan de estudios “viejo y anticuado” y una “tasa de egreso muy baja”. Para repudiar la medida de ajuste y desmentir los argumentos esgrimidos por la ministra, los directivos, docentes, trabajadores y estudiantes de estas instituciones se reunieron ayer en distintos puntos de la ciudad para hacer “semaforazos”. El jueves la comunidad educativa realizará un paro con movilización a la Legislatura, donde –luego de que la oposición reuniera
más firmas que las veinte requeridas por reglamento para exigir la convocatoria– habrá una sesión extraordinaria para tratar la posible anulación de la resolución.
“A menos de diez cuadras (de las escuelas cerradas) hay otras escuelas con otras modalidades”, argumentó ayer Acuña. “Ella dice que hay más de 100 escuelas en la Ciudad y con eso alcanzaría, pero eso no es verdad. Sí hay 90 CENS (Centros Educativos de Nivel Secundario), pero son instituciones para mayores de 18 años. Para los chicos entre 15 y 18, que son los que asisten a los comerciales que quiere cerrar, solo hay 8 escuelas de reingreso a las que se puede entrar si ya abandonaste durante un año la escuela –o sea que estos chicos para poder asistir tendrían que quedarse un año en la calle– y hay otras 8 escuelas que son los liceos en los que Acuña dijo que iba a reducir matrículas”, explicó a PáginaI12 Alejandra Gómez, rectora del Comercial 10. La otra opción, informó Gómez, es el Plan Adultos 2000, de educación a distancia: “A un chico que repitió, que abandonó la escuela, o que trabaja todo el día, le cuesta un montón sentarse frente a una computadora a hacer el secundario completo. Lo que está haciendo la ministra es desescolarizar a nuestra población más vulnerable”.
Acuña aseguró que el cierre de los nocturnos responde a “una mejora de la oferta educativa”, pero no logró responder a las críticas recibidas por ser la primera vez en los últimos treinta años que un gobierno cierra escuelas.
Según la funcionaria, el cierre estuvo motivado por la baja tasa de egreso de esas escuelas, situación que adjudicó a “lo poco atractiva” que resulta la modalidad comercial para los adolescentes que buscan terminar el secundario. “Los jóvenes tienen complicaciones para poder cursar y estudiar, sobre todo cuando los planes son muy extensos y no tienen contenido para la vida cotidiana”, afirmó a Radio Continental.
“Estos argumentos también son falsos. Ella no se hace cargo de ser la ministra, de ser la responsable de no cambiar los planes. Porque esta fuerza política está en el Gobierno de la Ciudad hace 11 años y no ha hecho nada”, dijo la rectora del Comercial 10. “Además, es mentira que se sigue enseñando lo mismo que en el 74. Los comerciales han cambiado sus programas. Pero eso ella no lo sabe porque no pisa las escuelas”, agregó Gómez.
Acuña también apuntó contra los docentes: “Hoy estamos pagando salarios a docentes que no tienen estudiantes”. Y sostuvo, por otro lado, que su gestión favoreció la creación de modalidades “más efectivas, flexibles y con trayectorias más individuales y personalizadas”.
Cuando le preguntaron qué opinan los jóvenes que estudian en comerciales nocturnos, la funcionaria admitió: “con estos alumnos de los comerciales no hablamos”. Tampoco respondió por qué era mejor cerrar escuelas que actualizar planes de estudio.
“Son muy poquitas las secundarias nocturnas y las pocas que hay están muy lejanas una de la otra. Hay recicladores urbanos cuyo recorrido pasa por tal escuela y es en esa donde pueden estudiar”, dijo a este diario Eduardo López, titular de UTE, quien consideró que la localización de la institución es clave para la escolaridad de estos alumnos porque “son jóvenes en situación de vulnerabilidad. Una cosa es ir con un chofer de una escuela a la otra y otra es ir con un carro de reciclado a la noche, con frío o con lluvia”.
“Los bajos egresos y los planes antiguos son dos argumentos que en vez de justificar el cierre hablan de la inacción del PRO en estos 11 años”, consideró López. “Ninguna escuela en el mundo se cerró para ‘mejorar la oferta’. Además, hay que recordar que las currículas de los 29 profesorados se actualizaron e igual quisieron cerrarlos. ¿A la sala de lactarios del Ramos Mejía también la cerraron porque su currícula no estaba actualizada?”, cuestionó.
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Cierre de escuelas nocturnas en Buenos Aires: se multiplicaron los repudios a la decisión de la ministra Soledad Acuña
La funcionaria volvió a defender la medida ante las protestas de docentes y estudiantes. Habrá sesión extraordinaria en la Legislatura.
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