Cuatro adolescentes de 17 años fueron atacados a tiros por un grupo de efectivos de la Policía de la Ciudad el miércoles por la noche en el barrio porteño de Barracas. Uno de los chicos recibió dos disparos en la cabeza y se encuentra en grave estado, y los otros tres fueron liberados este jueves.

El hecho ocurrió el miércoles cerca de las 23:30 y de acuerdo al testimonio de los familiares y amigos de las víctimas, que es la que va ganando fuerza con el paso de las horas, los cuatro adolescentes se movilizaban en un Volkswagen Suran y al detenerse en un kiosco situado sobre la calle Luzuriaga, del barrio porteño de Barracas, fueron interceptados por efectivos de la brigada de la Comisaría Vecinal 4C, aparentemente sin identificación visible, por lo que creyeron que se trataba de un robo.

En ese momento, dos de los chicos salieron corriendo y los otros dos quedaron en el vehículo, y que según la versión policial intentaron escapar comenzando una pequeña persecución que finalizó cuando los policías abrieron fuego contra el vehículo. Lucas González, de 17 años, jugador de las inferiores de Barracas Central recibió dos tiros en la cabeza, por lo que debió ser trasladado de urgencia al Hospital Penna, dos de sus amigos fueron detenidos y un tercero escapó, aunque más tarde se presentó en sede policial con su madre y quedó aprehendido.

La versión policial, como suele suceder en los casos de "gatillo fácil" o violencia institucional, mencionó un intercambio de disparos y luego indicaron que en el baúl hallaron una réplica de un arma.

"Ellos salieron de entrenar y pararon para comprar un jugo, los chicos se fueron a probar y el los acompañó porque ya es jugador del club. A unas cuadras los interceptó un auto, del cual se bajaron los policías y, según un audio que se filtró, el acompañante sacó un arma, el acompañante era mi hijo y eso es mentira. Después dijeron que el arma estaba en el baúl", comentó Cintia López en diálogo con C5N.

Y agregó que los chicos iban con ropa de entrenamiento y que el chico que manejaba estaba autorizado para manejar y que el auto tenía los papeles en regla. "Tiraron a matar porque los tiros fueron a la cabeza", dijo desconsolada.

En cuanto a la salud de su hijo, la mujer comentó: "Lucas está mal, lo que tiene es irreversible, está en manos de Dios y hay que esperar un milagro. Es lo que me dijeron los médicos de El Cruce, a diferencia de lo que me dijeron en el Penna donde me mintieron".

Al igual que Cintia, los demás familiares de los chicos detenidos rechazaron la versión policial y aseguraron que no habían cometido ningún delito y que acaban de salir de un entrenamiento, ya que se habían ido a probar a las divisiones inferiores de Barracas Central.

Este jueves por la mañana los menores detenidos fueron liberador y su abogada, Lorena Blanco, dijo que por el momento no hay ningún detenido, ni policías ni civiles, que el expediente está por el momento caratulado como "averiguación de ilícito” y que los tres adolescentes serán llamados a declarar como testigos en las próximas horas.

Por su parte, el Juzgado de Menores 4, a cargo del juez Alejandro Cilleruelo, separó a la Policía de la Ciudad de los peritajes y ordenó que todos los trabajos forenses fueran realizados por peritos de la Policía Federal Argentina (PFA).

El juez ordenó el secuestro de las armas reglamentarias de los policías que participaron en el hecho y que se les practiquen estudios de dermotest para determinar cuál de ellos efectuó disparos.