Un reguero de fábricas ocupadas y acampes de trabajadores en las puertas se están dando por estos días a lo largo y ancho del país con epicentro en el Conurbano bonaerense.
La textil Sportech, ubicada en el partido de San Martín, se encuentra ocupada luego de que sus dueños, que producen para marcas como Nike, Puma y Adidas, decidieran otorgar vacaciones obligatorias a todo el personal sin haber pagado el sueldo de diciembre ni el aguinaldo, ni el bono de fin de año. Los 120 trabajadores temen que las licencias sean la excusa para que los empresarios vacíen el establecimiento y desaparezcan.
La aceitera de capitales chinos Cofco, ex Nidera, anunció días atrás el cierre de la planta que tiene emplazada en Valentín Alsina y el despido de sus 200 trabajadores que acampan en las puertas de la planta para tratar de impedirlo. Cofco, la segunda productora de alimentos a escala mundial, anunció que buscará especializarse en la exportación de granos, dejando de lado la agregación de valor a través de su manufactura y conversión a aceite.
La fábrica de motores para maquinaria agrícola Deutz anunció el cierre paulatino de sus plantas ubicadas en las localidades de Haedo y General Rodríguez. La primera cerrará a fin de enero, dejando 70 operarios en la calle y la segunda en mayo, aunque sus 120 trabajadores se encuentran suspendidos hace ya varios meses y la planta está parada. La compañía alemana llegó al país hace 134 años.
La textil Color Pool cerró sus puertas en forma intempestiva el 3 de enero, dejando librados a su suerte a los 72 trabajadores que se reparten entre su planta en Pilar y las oficinas administrativas en el barrio porteño de La Paternal. La UOM denunció que la planta que la empresa Zanella tiene en Mar del Plata va camino al cierre y que está pagando el 55% del salario a sus trabajadores. La fábrica de galletitas Emery también adeuda salarios y aguinaldo a sus 120 trabajadores y los empleados denuncian que están despidiendo sin indemnización a trabajadores con 22 años de antigüedad para forzar un cierre.
La gráfica Interpack se encuentra en conflicto con un acampe en la puerta desde hace más de un mes y sus delegados denuncian que los once despidos que desataron el conflicto son la antesala de una vaciamiento provocado con el propósito de redirigir la producción a otras plantas situadas en Brasil y Chile. Pilkinton, multinacional del vidrio, atraviesa un conflicto por despidos antisindicales.
Estos son apenas algunos casos recientes de un proceso que se ha venido profundizando en el último año al calor de la política de apertura comercial, la devaluación, la recesión, la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores y la consecuente caída del consumo y el mercado interno.
Datos oficiales
Según los informes del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) que publica la AFIP, al mes de octubre de este año (último dato disponible) existían en la Argentina 559.244 empleadores registrados (empresas), de los cuales 53.405 corresponden a la industria manufacturera. Un año antes, en octubre de 2017, las industrias manufactureras registradas eran 54.733. En apenas un año, cerraron 1328 firmas industriales que se suman a las 822 que cesaron de operar durante el año anterior y las 721 que lo hicieron entre octubre de 2015 y el mismo mes de 2016. Desde que asumió el gobierno actual y sólo hasta octubre de 2018 (los casos mencionados al principio de esta nota no forman parte de ese registro), se contabiliza el cierre en forma neta de 2871 firmas industriales.
Las más de 1300 firmas industriales que cerraron en un solo año forman parte de las 6951 empresas que tramitaron su baja en la AFIP en el mismo período.
El número, sin embargo, no llega a registrar la magnitud del fenómeno, puesto que sólo incluye aquellas compañías que hayan dejado de operar y no aquellas que, en el contexto de una política de achique, pudieran haber cerrado un establecimiento para derivar su producción a otros.
De hecho, mientras que esos cierres equivalen al 2,43% de las firmas existentes, cuando se analizan los puestos de trabajo del mismo segmento, la reducción se eleva hasta un 3,04% del total.
Para encontrar un año con un cierre de empresas de magnitud semejante hay que recalar en 2014 cuando, al igual que en 2018, se produjo una fuerte devaluación de la moneda nacional que, a su turno, redundó en una caída del PBI del 2,5 por ciento.
Entre octubre de 2013 y octubre de 2014 cerraron 1186 firmas industriales. Con todo, para hallar un entramado industrial equivalente al que existe en la actualidad, es necesario recalar hasta el mes de octubre de 2007, cuando existían 53.481 firmas industriales registradas aunque, claro, con una tendencia inversa en la medida en que durante ese año se dieron de alta 2716 firmas. En 2003 existían 40.292 empresas y fue durante el año posterior cuando más firmas industriales se crearon, con 4241.
Primarización y servicios
Si bien es cierto que la destrucción de plantas fabriles se da en un contexto de cierres generalizados (fueron casi 7000 las firmas que cesaron de operar en un año) el fenómeno se acentúa marcadamente en la industria.
De hecho, en octubre de 2018, las manufactureras pasaron a representar el 9,55% del total de compañías, profundizando una tendencia persistente en la pérdida de participación de la industria sobre el total de empleadores. En 2003, fecha desde la cual están disponibles los datos oficiales del SIPA, los empleadores industriales representaban el 11,52 por ciento. Ese porcentaje no cesó de reducirse en ninguno de los 15 años que siguieron. La participación del empleo fabril sobre el total pasó del 18,41% en 2003 hasta un 14,53 en octubre de 2018.
Futuro sombrío
Los datos disponibles, está dicho, datan de octubre. Pero en noviembre, según el Estimador Mensual Industrial del Indec, el sector retrocedió un 13,5% con relación a un año atrás.
Para la Unión Industrial Argentina, la salida a esta situación pasa por acelerar la reforma laboral, con el propósito de mejorar la competitividad sobre la base de la reducción de los costos laborales. Del otro lado, crece el número de trabajadores que ocupan plantas y defienden sus puestos de trabajo, sus salarios y sus convenios. «
Los asalariados, verdaderos perdedores
El impacto de la recesión no afectó a todas las clases sociales de la misma manera. Según datos publicados la semana pasada por el Indec, en apenas un año, los asalariados en general perdieron cinco puntos de participación en los ingresos de la economía nacional mientras que, del otro lado, los empresarios incrementaron en igual cuantía su participación.
Es que, en el tercer trimestre de 2018, las remuneraciones al trabajo asalariado representaron el 45,9% de los ingresos cuando un año antes llegaban al 50,6.
Mientras la generación de ingresos total quedó 4,4 puntos por detrás de la inflación, las retribuciones al trabajo asalariado se situaron 17 puntos por debajo y los excedentes de explotación brutos la superaron en 12 puntos.
Para el caso de la industria manufacturera, golpeada en forma particular por la crisis, al contrario de lo que podría esperarse, y según el mismo informe del Indec, esa polarización se ha visto acentuada.
En ese segmento, durante el tercer trimestre de 2018, las remuneraciones representaron el 39,4% del valor agregado bruto mientras que los excedentes de explotación llegaron a un 45,6.
Pero, además, hace un año, la relación era exactamente la inversa en la medida en que las remuneraciones al trabajo asalariado explicaban un 46% del valor agregado bruto mientras que el excedente de explotación representaba el 39,9.
Para que eso ocurriera, mientras el valor agregado creció un 39% (con una inflación en el período del 40,5%), las remuneraciones al trabajo asalariado lo hicieron en apenas un 19% a la vez que los excedentes de explotación crecieron un 58 por ciento.
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En un año cerraron 1328 fábricas y ya son menos que las que existían en 2007
Los empleadores de la industria representan el 9,5% del total, cuando en 2003 eran el 11 por ciento. Desde 2015 se dieron de baja 2871 firmas. Sin señales de que la tendencia se revierta.
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