“Por ahora, la participación de Brasil se mantiene “, sostuvo Salles en un acto en Sao Paulo (sureste).
“Hay puntos importantes en el acuerdo que queremos valorar, como aquellos que pueden traer recursos financieros al país”, señaló Salles en declaraciones reproducidas por la estatal Agencia Brasil.
Bolsonaro, que asumió el poder el 1 de enero, fue electo con un discurso ‘antiglobalista’ y con una voluntad de alineamiento con el estadounidense Donald Trump, un ‘climato-escéptico’ que retiró a su país del acuerdo de París.
A comienzos de septiembre, antes de su elección, Bolsonaro amenazó con dar a su vez ese paso, si la “soberanía nacional” se veía comprometida. Pero semanas después reculó y prometió buscar cambios en el texto. Las dudas volvieron a acentuarse cuando en diciembre cuando el gobierno brasileño, todavía presidido por el conservador Michel Temer, desistió de albergar en 2019 la cumbre mundial del clima COP25, a petición del propio Bolsonaro.
Según el mandatario, en el Acuerdo está “en juego” el control brasileño de una región de 136 millones de hectáreas denominada “Triple A”, que va desde Los Andes al Océano Atlántico, atravesando la Amazonía.
Una iniciativa planteada por una organización de defensa del medio ambiente y apoyada durante su mandato por el presidente colombiano Juan Manuel Santos proponía crear en esos territorios una amplia zona de protección ambiental con parques naturales, reservas indígenas y espacios con alto índice de biodiversidad.
Salles no detalló qué cambios podría proponer el gobierno de Bolsonaro en el texto, pero afirmó que va a “fijarse con mucha atención” que el acuerdo no restrinja, por ejemplo, “la gestión del territorio”.
“Brasil tiene autonomía, como todo país, y debe conseguir controlar su territorio en función de sus intereses y prioridades”, agregó.
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