La etapa testimonial del juicio a cuatro comandantes y a un suboficial de la Gendarmería Nacional, por la muerte de 43 gendarmes en un siniestro vial ocurrido en diciembre de 2015, cuando el micro en el que viajaban desbarrancó en la ruta nacional 34, a la altura de la localidad de Rosario de la Frontera, en el sur salteño, comenzó el viernes.

“Durante las dos primeras audiencias se leyó el requerimiento a juicio y hoy (por el viernes) comenzó la etapa probatoria, con los testigos presentados por la fiscalía federal”, explicó a Télam el abogado querellante de familiares, Nicolás Vedia.

El letrado explicó que el primer testigo fue uno de los siete sobrevivientes, Emanuel Corbalán, quien contó por videoconferencia cómo vivió la tragedia, tras lo que apuntó que van a pasar alrededor de 60 testigos y el juicio se extenderá hasta fines de noviembre.

“Creemos que jurídicamente se cuenta con los elementos suficientes y creemos en la plena libertad de la administración de justicia, que va a determinar un juicio justo”, señaló Vedia, al tiempo que sostuvo que los imputados tuvieron “en su poder de decisión la posibilidad de cambiar el destino de esta desgracia y no lo hicieron. Hay testimonios y pericias que van a revelar esto”.

Se trata del proceso oral y público contra los comandantes de Gendarmería Nacional Juan Carlos Germán, Juan Carlos Bordón, Elio Rafael Méndez y Ramón Maidana, y el suboficial mayor Ricardo Villasanti, por el delito de estrago culposo con resultado de muerte, que había comenzado en noviembre de 2021 y, tras un impasse de casi dos años por cuestiones procesales, se reanudó el pasado 22 de septiembre.

Al momento de la tragedia, Villasanti era el encargado de la División Motorizada, mientras que Germán era responsable de Logística; Bordón era jefe de Personal; Méndez era el jefe del Destacamento; y Maidana era segundo en el mando.


El hecho

En la madrugada del 14 de diciembre de 2015, tres micros de Gendarmería Nacional circulaban sobre la ruta nacional 34, desde Santiago del Estero hasta Jujuy, con el objetivo de intervenir en un operativo por una protesta que se realizaba en contra del Gobierno de Jujuy, a cargo de Gerardo Morales.

Al llegar al puente sobre del arroyo Balboa, uno de los micros, en el que viajaban 50 efectivos, reventó el neumático derecho delantero, por lo que el conductor perdió el control y el ómnibus cayó al lecho del río, unos 18 metros de altura, para quedar con las ruedas hacia arriba, a unos 20 kilómetros de Rosario de la Frontera, en el sur salteño. Esto provocó la muerte de 43 efectivos de la fuerza de seguridad, mientras que otros siete quedaron hospitalizados.

De acuerdo con la acusación, el colectivo siniestrado era un Mercedes Benz conducido por el sargento primero Orlando Díaz, mientras el cabo primero Oscar Manrique iba de acompañante, y transportaban a 50 gendarmes del Destacamento Móvil 5 de Santiago del Estero.

El colectivo era parte de un convoy de tres unidades que se dirigían a Jujuy, donde debían cumplir tareas de apoyo por un conflicto de orden social, según lo dispuesto por el Ministerio de Seguridad de la Nación, y la fiscalía determinó en la instrucción que hubo graves irregularidades en torno al mantenimiento del rodado.


La audiencia

El Tribunal Oral Federal 2 de Salta, presidido por el juez Domingo Batule y conformado por sus pares Marta Snopek y Alejandra Cataldi, está a cargo del proceso, mientras que el fiscal federal general, Carlos Amad, representa al Ministerio Público.

Beatriz Salas, mamá de Félix Levi Ahumada, que tenía 27 años al momento del hecho, llegó el viernes de Córdoba para tomar parte de la audiencia, y contó a Télam que sus expectativas son "que los culpables paguen y vayan presos”.

“Villasanti tuvo la vida y la muerte en sus manos, sin desmerecer la culpabilidad de Bordón, Méndez y Maidana, que estaban a cargo y conscientes de lo que pasaba, y lo pudieron evitar”, dijo, y contó que su hijo “soñaba con ser parte de la fuerza desde muy chiquito”, y que con mucho esfuerzo “se preparó para ingresar y lo logró en la promoción 2014”.

Luego, detalló: "Era mi sostén, amaba la fuerza y era un gendarme decente”, y agregó que "aquí hubo una ministra de Seguridad, que era Patricia Bullrich, que hacía cuatro días que había asumido y es verdad que no podía conocer todo, pero falló. Jamás nos dieron el pésame, jamás nos recibieron. Me enteré por los medios de la muerte de mi hijo”.

Por su parte, Marcela Costilla, hermana de Enzo, que tenía 29 años cuando ocurrió el hecho, llegó desde Tucumán y pidió que los responsables “sean condenados”, al tiempo que se quejó de “la desidia del Estado” porque “los hechos siguieron sucediendo: no hace mucho un camión del Ejército volcó y murieron cuatro soldados”.

“Para nosotros fue muy duro porque mi padre, que hoy es gendarme retirado, estaba en actividad en ese momento, y tengo otros dos hermanos y un sobrino en la fuerza”, contó a Télam, a la vez que expresó que “todo el mundo sabía que los colectivos no estaban en condiciones de viajar”.

Asimismo, reveló que “Enzo adoraba Gendarmería porque mi padre amaba la fuerza”, y detalló que la pareja de su hermano estaba embarazada al momento del hecho.

"Esta causa ha llegado a este momento por la lucha de los familiares, toda gente humilde”, dijo, y concluyó: "Buscamos algo que calme este tremendo dolor, y que paguen acá, en la tierra, para que no haya otros 43 gendarmes”.

Finalmente, Luis Ríos, hermano del tartagalense Sergio Gallardo, también fallecido en ese siniestro, expresó su “esperanza de que se haga justicia”.