El Tribunal de la Sala VII de Juicio de Salta decidió absolver este miércoles por la tarde por el “beneficio de la duda” a los dos únicos acusados por el brutal femicidio de Jimena Salas de 57 puñaladas en enero de 2017. Se trata del viudo, Nicolás Cajal Gauffín, quien estaba acusado por encubrimiento; y un vendedor ambulante llamado Sergio Vargas, que estaba procesado por “marcar” la casa de la víctima en la localidad de Vaqueros.
A su vez, el mencionado tribunal tampoco aceptó la demanda civil e hizo lugar al pedido del fiscal de remitir las actuaciones a la Justicia federal para que esta última investigue la comisión de posibles delitos de acción pública. El viudo Cajal Gauffín fue absuelto por el beneficio de la duda del delito de “encubrimiento agravado”, en calidad de autor. Mientras que Vargas, alias “Porteño”, también recibió el mismo beneficio tras haber sido acusado por homicidio cuádruplemente calificado por ser cometido con ensañamiento, alevosía, criminis causa y violencia de género, en calidad de partícipe secundario. Además se ordenó la liberación de este último, que a diferencia del viudo había llegado detenido a la lectura de la sentencia.
Sin embargo, el tribunal conformado por los jueces Francisco Mascarello, Federico Diez y Javier Armiñana Dohorman (interino) sí hizo lugar al pedido de la fiscalía sobre la posibilidad de enviar al Ministerio Público Fiscal Federal de turno copias certificadas de las piezas pertinentes ante la posible comisión de un delito de acción pública. Durante los últimos minutos antes de que el tribunal pasara a un cuarto intermedio para deliberar, Vargas había señalado: “Soy inocente y me privaron de estar con mi familia”. Mientras que Cajal Gauffín no hizo uso de sus últimas palabras, según publica El Tribuno. El viernes pasado los representantes del Ministerio Fiscal habían pedido 12 años de prisión para Vargas, acusado de haber colaborado marcando la casa y oficiando de “campana”.
También solicitaron cinco años y medio de cárcel contra Cajal, concubino de Jimena, por haber intentado desviar la investigación ocultando información sensible para la causa. A su turno las defensas pidieron la absolución lisa y llana de sus clientes por considerar que la fiscalía llevó “irresponsablemente” la causa a juicio “sin tener pruebas fehacientes” de su denuncia. El día del crimen, Jimena Salas había regresado a su hogar cerca del mediodía, luego de asistir a clases de natación en el centro de Salta. Según relatos de testigos que declararon en el juicio, la mujer fue abordada por un hombre joven, bien vestido, que se desplazaba en un auto oscuro –no lograron identificar marca ni patente- que mostraba un caniche marrón. Según narraron, el joven quería saber si pertenecía a alguien del barrio, ya que supuestamente casi lo había atropellado con su auto. Como Jimena era amante de los animales, no sorprendió que le haya permitido el ingreso a su casa, a pesar de ser muy celosa de la seguridad del hogar. Ella no sabía que le abría la puerta a su presunto asesino.
Su cadáver fue encontrado por Cajal al regresar de su trabajo en una sucursal de electrodomésticos. En medio de la desesperación ante el horroroso cuadro, mientras llamaba al 911, el hombre logró hallar a sus niñas encerradas en el baño. Para el viudo, siempre se trató de un intento de robo, aunque reconoció que no se habían llevado nada de la casa. La investigación criminalística alcanzó a recoger muestras de dos ADN masculinos en los restos de sangre esparcidos por toda la casa, demostrando que Jimena se defendió hasta morir. A partir de allí, la causa no logró avanzar y recién dos años y medio después, con el cambio de fiscales impulsado por el nuevo Procurador General, Abel Cornejo, se le dio nuevo impulso.
FUENTE: TN.com.ar
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