Minutos antes de la llegada de los jueces Antonio Llermanos, Mario Puig y Luis Ernesto Kamada, apenas ingresó al recinto, la dirigente social se dirigió a las cámaras presentes que, iniciado el debate serían apartadas de la sala. “No a la reforma laboral. No a la reforma previsional. Que no sigan matando mapuches”, dijo. Y a los periodistas les pidió: "peleen por sus derechos, tengan independencia, no se dejen llevar por Gerardo Morales, que no toda la vida va a estar gobernando”.

a audiencia comenzó con cierta tensión, cuando al inicio del proceso la dirigente social pidió renunciar a sus defensores. “¿Para que van a seguir siendo mis abogados?, ¿para que los sigan sancionando?”, les dijo. Se pasó a un cuarto intermedio. Al retomar el debate, la diputada del Parlasur expresó: “cada uno de los abogados ha sido multado. Por eso teníamos una discusión, porque no quiero que pierdan la matrícula por defenderme. Me dijeron que no les importa que los sancionen, que para ellos ser mis abogados es un desafío”. Luego también reclamó a los jueces y al fiscal que sean independientes.

La primera en declarar fue la comisario Cabero. Los vicios del proceso no tardaron en salir a la luz y se produjo entonces el segundo momento de tensión. Apenas iniciado el interrogatorio, el fiscal Darío Osinaga lanzó a la policía: ”¿usted recuerda el 13 de octubre de 2014 haber recibido una llamada telefonica en la cual se la amenaza?”. La defensa se opuso por tratarse de una pregunta sugestiva. “Esto tiene que ver con las reglas básicas de un interrogatorio a un testigo, para lo cual es una pregunta inapropiada”, explicó. Entonces el presidente del trámite pidió al fiscal que reformule la pregunta. “¿Usted fue amenazada?”, preguntó entonces el fiscal desconociendo una vez más las reglas del derecho. Sin el llamado de atención de los jueces al funcionario del Ministerio Público de la Acusación, continuó la declaración de la comisario.

Cabero relató entonces lo que había denunciado en 2014, que la llamaron por telefono, que habló con Milagro Sala que le reclamó por la ineptitud de los oficiales de la seccional que estaban a su cargo, que la víctima del delito denunciado seguía en la comisaría mientras la persona que había sido encontrada con la ropa denunciada como robada había sido liberada inmediatamente. Según la comisario fue entonces que la diputada provincial la amenazó y le dijo que cuando pusiera una bomba y volara todo la iban a conocer. Consultada por la defensa sobre si había tomado alguna medida ante la supuesta amenaza contó que llamó a la comisaría para preguntar quién le había dado su telefono particular a la dirigente social y que al día siguiente fue a trabajar con normalidad. Cuando le consultaron cómo conoció a Gaston Morales, que se presentó como su defensor junto a Luciano Rivas, dijo que estaba buscando abogado y se lo presentaron.

Llegó luego el turno del testigo Ocampo, que el día de los hechos se desempeñaba en el móvil de la comisaría. Dijo haberse enterado del incidente por terceras personas, aunque el oficial Vázquez, que fue el que hizo la denuncia junto con la comisario Cabero no le refirió nada sobre ninguna amenaza.

Luego ingresó una testigo clave para el proceso puesto que es la que supuestamente estaba en la comisaría cuando se produjo el primer llamado de Milagro al oficial denunciante. La mujer tiene una severa discapacidad producto de un ACV que sufrió, según dijo, 13 o 14 años atrás. Tiene dificultades para caminar y, sobre todo, para comunicarse. El fiscal le preguntó: “Usted concurrió a la seccional 56 por algún trámite”. “No me acuerdo”, dijo la mujer. “ ¿La llamaron para alguna declaración?”, insistió el fiscal. “Que yo sepa no”, dijo. Le mostraron entonces el acta de la declaración testimonial que realizó dos días después del hecho, en la regional. Si bien reconoció su firma, no recuerda haber dicho lo que figuraba escrito. Desde ese momento, en los dos años que duró la instrucción, nunca fue citada a declarar. La querella pidió incorporar, ante la imposibilidad de recordar de la testigo, la declaración realizada en una sede policial, algo que no está contemplado en el Código Procesal. Se produjo entonces otra fuerte discusión entre el tribunal y la defensa, que leyó el código donde claramente está especificado en qué casos se pueden incorporar pruebas por lectura. Ninguna de ellas autoriza agregar declaraciones formuladas sin funcionarios judiciales de por medio en el proceso.

El último testigo de la jornada, que se desempeñaba entonces como cuartelero, es decir, en la custodia de las personas detenidas, también dijo no recordar nada de los hechos, que había estado todo el día con los presos, que sólo había escuchado que la comisario había llamado a la seccional, pero no tenía detalles de la comunicación.

Milagro Sala pidió entonces declarar. “Milito desde los 16 años”, recordó primero. “Todos me conocen. Siempre he puteado. Y eso no es algo que solo lo haga yo, todos los que estan aca, alguna vez putearon. Si tengo que putear puteo, si me tengo que agarrar a piñas, me agarro. Pero nunca fue mi lexico decir que yo iba a poner una bomba. Nunca he amenazado”. “Esto tiene olor político”, dijo entonces. El primer abogado de la comisario es Gastón Morales y Luciano Rivas, recordó.

Este viernes continuarán las audiencias a partir de las 8.30. Se espera que declaren 7 testigos y todavía no hay certezas respecto a cuándo tendrán lugar los alegatos y la sentencia.