El Papa Francisco encabezó este Viernes Santo el rito del Vía Crucis en una Plaza San Pedro vacía, a causa de la pandemia de coronavirus y la cuarentena establecida en el Vaticano.
El Vía Crucis no tuvo lugar, como otros años, en el Coliseo, debido a las disposiciones de contención contra el coronavirus que rigen en Italia, como en otros países.
El Papa confió los textos de las meditaciones y oraciones propuestas este año para las estaciones del Vía Crucis a la Capellanía de la prisión "Due Palazzi" en Padua.
Las meditaciones fueron escritas por cinco personas detenidas, por una familia víctima de un crimen de asesinato, por la hija de un hombre condenado a cadena perpetua, por un educador de la prisión, por un magistrado supervisor, por la madre de una persona detenida, por un catequista, por un fraile voluntario, por un oficial de la policía penitenciaria y por un sacerdote acusado y luego absuelto definitivamente, después de ocho años de juicio ordinario.
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