El emotivo recibimiento que tuvo River en la previa del partido frente a Jorge Wilstermann significó un espectáculo extra. El banderazo en las inmediaciones del Monumental, la pirotecnia, el cotillón y el ingrediente de la lluvia representaron algunos factores del show que se observó en Núñez.

El agresivo dispositivo táctico que ideó Marcelo Gallardo se basó en la necesidad que tuvo el Millonario en la revancha de los cuartos de final de la Copa Libertadores: revertir el 0-3 sufrido en Bolivia.

El prematuro tiro libre que inventó Nacho Fernández y ejecutó el Pity Martínez fue un ejemplo de la intensidad con la que salió a disputar su compromiso la Banda. La amenaza fue un presagio de lo que sucedería unos instantes más tarde, dado que Nacho Scocco aprovechó el estado del campo de juego y las limitaciones de la defensa rival para imponer el 1 a 0 que alimente la ilusión porteña.

Ni el más optimista hincha de River se imaginó un comienzo tan prometedor. En menos de un cuarto de hora el ex Newell´s desarticuló a la última línea boliviana para exponer la debilidad de Olivares y celebrar el 2 a 0. Con más de 75 minutos por jugarse, la hazaña parecía cada vez más real.

Las triangulaciones entre Ponzio, Auzqui y Martínez colaboraron en la estructura heroica del goleador de la noche. Antes de llegar a los 20, Nacho Scocco volvió a festejar para igualar la serie y encaminar la clasificación hacia las semifinales del certamen más codiciado del continente.

El monólogo que interpretó el elenco del Muñeco generó el delirio en Buenos Aires. Otro desborde de Fernández, una exquisita asistencia de Scocco y una perfecta definición de Enzo Pérez conformaron la gesta. Con el 4 a 0 antes de llegar al descanso sólo quedaba el complemento para extender una fiesta impensada.

En la reanudación del pleito River volvió a encender la llama con otro grito de la figura de la noche. El circuito ofensivo de la Banda funcionó a la perfección y la esperanza por revertir la historia vivida en Bolivia se transformó en el deseo de ganar el torneo para enfrentar en diciembre al Real Madrid. El experimentado artillero forjó su nombre en las páginas doradas de la institución.

Si algo le faltaba para confirmar la mejor versión del Millonario era el tanto de Nacho Fernández. Los toques precisos y vertiginosos derrumbaron a un rival que nunca estuvo a la altura. El ex Gimnasia de La Plata completó el set con un disparo rasante, pero su conquista pasó desapercibida por una nueva intervención de Scocco, quien capturó un rebote del arquero chileno para conformar el histórico 7 a 0.

River fue un violín. Todo lo que tocó, lo convirtió en oro. Un contragolpe ideal protagonizado por Enzo Pérez terminó en la red para que el 8 a 0 sea aún más humillante. De área a área el volante con pasado en Estudiantes se paseó por la ancha pasarela que entregó el Jorge Wilstermann y definió con una emboquillada magnífica.

El Triple G fue insuficiente para describir la actuación de la Banda. El Millonario no solo ganó, gustó y goleó. River humilló, aplastó, comprendió cómo se renace ante las situaciones adversas. Su actuación configuró su rótulo de candidato, y su próxima instancia tendrá el beneficio de evitar los viajes, ya que su rival será bonaerense. En Núñez sueñan con repetir lo que ocurrió en 2015 con el mismo entrenador. Napoleón quiere volver a conquistar el continente.