“Fue uno de los ideólogos de la intervención del partido”, apuntó también el ex candidato a gobernador poniendo sobre los hombros del ex candidato a vicepresidente de Mauricio Macri el proceso judicial que designó el año pasado como interventor sindicalista cercano al macrismo, Luis Barrionuevo. La intervención del justicialismo se dio en abril de 2018 y se extendió durante cuatro meses, hasta agosto, cuando la Cámara Nacional Electoral dispuso su fin.
El Congreso del PJ ya había entrado en su etapa final después de casi dos horas de deliberar. El orden del día que figuraba en agenda ya eran historia, cuando comenzaron a dar el micrófono a la lista de oradores. Soria, rival intestino en Río Negro de Pichetto, anunció a viva voz que el ex jefe del bloque del PJ en la Cámara de Senadores ya contaba con un sumario por “traidor”. La ovación y los silbidos fueron unánimes contra el compañero de fórmula de Macri. El ex intendentente de General Roca los sindicó de traidor.
En el detrás de la escena, algunos dirigentes kirchneristas explicaron que en realidad “era una decisión que estaba tomada hacía un tiempo”, pero que la demora tuvo que ver con que Pichetto “estaba en los planes de la oposición macrista para la Auditoría General de la Nación (AGN)”.
El peronismo entendió que no podía ser titular de un organismo de control “un afiliado al partido de gobierno”. Era una especulación, porque, cuentan los dirigentes cercanos a Cristina Fernández de Kirchner, que Pichetto podría haberse desafiliado, aunque daba por descontado que iba a ser expulsado por el PJ y eso impulsaría sus posibilidades de llegar a la AGN. Con la designación del radical Jesús Rodríguez, la desafiliación de Pichetto se reactivó.
Pichetto encabezó durante más de diez años la bancada justicialista en la Cámara Alta y se plegó hace un año a Juntos por el Cambio, al aceptar ser compañero de fórmula de Macri cuando el ya ex presidente optó por la reelección.
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