Mauricio Macri sorprende por su buen humor. Vestido sport, con una sonrisa abierta, jura que llegará a la segunda vuelta con Alberto Fernández, pese a los resultados adversos en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). Durante la mañana, el Presidente monitoreó en Olivos la cotización del dólar y al mediodía compartió un asado informal con su gabinete, a pocas horas de los comicios generales. A la cita faltaron el ministro de Transporte, Guillermo Dietrich -que esta preparando la fiscalización de las elecciones- y el titular de la cartera de Defensa, Oscar Aguad, que se quedó en Córdoba tras el cierre de campaña.
Antes que llegaran los ministros a Olivos, Macri recibió información clasificada desde el Palacio de Hacienda y el Banco Central. El jefe de Estado pretende que el dólar no despierte su sueño electoral y eso implica que las reservas del Banco Central puedan mermar inexorablemente.
Cerca del despacho que Macri usa en la quinta presidencial, Marcos Peña lideraba una reunión con sus asesores en comunicación para hacer un balance de la campaña “Sí se puede” y organizar la agenda mediática para el domingo de elecciones. Estaban Jaime Durán Barba, Iván Pavlovsky, Fernando de Andreis y Santiago Nieto, entre otros funcionarios y contratados del Poder Ejecutivo.
Como ya no se contratan encuestas electorales y el formato de campaña no fue su decisión estratégica, Durán Barba se mantuvo bastante callado en el cónclave realizado en la “casa sustentable” que se levantó en Olivos. El gurú ecuatoriano sólo preguntó sobre el cierre de campaña en Córdoba –donde otra vez participó Juliana Awada– y a continuación Peña confirmó el ritual de Cambiemos en los días de votación: desayuno en el Tortoni con Horacio Rodríguez Larreta y el Presidente votando cerca del mediodía en la escuela Wenceslao Ponce en Palermo.
Cuando promediaba la reunión convocada por Peña, Macri ingresó sin avisar. Hubo aplauso generalizado y felicitaciones mutuas. “Gracias por el trabajo, el mérito es de ustedes. En especial de Marcos”, dijo el Presidente al equipo que diseña y ejecuta la comunicación oficial.
Tras el recreo con Peña y su asesores, Macri regresó a su agenda cotidiana. Su atención esta en la economía y el constante retiro de dólares en los bancos públicos y privados. El Presidente apuesta a la segunda vuelta, pero si ello no ocurriera, no quiere que las arcas del Banco Central aparezcan diezmadas por la crisis económica y financiera. Macri ya no tiene contacto informal con Fernández, pero sabe de su preocupación sobre las reservas y desea hacer una transición ordenada si el domingo no puede cumplir su sueño electoral.
Mientras Macri recibía la información de la City financiera –vía Banco Central y el Palacio de Hacienda–, Peña saludaba a los ministros que llegaron a Olivos para compartir el tradicional almuerzo de los viernes. En el quincho, para comer un asado a punto, se sentaron Rogelio Frigerio, Jorge Faurie, Dante Sica, Andrés Ibarra, Carolina Stanley y Germán Garavano, entre otros ministros. El Presidente se sumó a la comida, aunque su teléfono no dejaba de vibrar con novedades que llegaban desde la City. El dólar no dio respiro, a pocas horas de los comicios.
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Macri almorzó con ministros en Olivos y monitoreó los movimientos en el mercado de cambios
El Presidente aseguró durante un asado con su gabinete que recortará la distancia con Alberto Fernández y llegará al balotaje del 24 de noviembre.
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