No es momento de blanquearlo ni de esparcirlo. En época de campaña, la coalición oficialista sublima sus diferencias y trabaja espalda con espalda en pos de un objetivo común. Es la ecuación básica que realiza cada grupo político en años impares. Sin embargo, el resultado de las PASO trastocó todos los planes, deseos y bosquejos de futuro cercano. Juntos por el Cambio -ex Cambiemos- es un polvorín y, a sottovoce, cada referente hace su propio pronóstico e imagina su camino si la Casa Rosada y la provincia de Buenos Aires vuelven a manos del peronismo. En las últimas horas, al calor de la marcha del #SíSePuede y una decisión política de continuar en el redil político, los halcones del Gobierno trabajan para que Mauricio Macri lidere la oposición a Alberto Fernández.

Son los templarios del posmacrismo con Macri, que quedaron golpeados luego de los 16,5 puntos de diferencia que el Frente de Todos le sacó a Cambiemos. Encabezan el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y su séquito, que sueñan bajo una leyenda: "Los votos son de Mauricio". Se convierten en el foco de resistencia ante el ala moderada que diseña el posmacrismo sin Macri y ficha a encumbrados dirigentes PRO como María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Aunque patalean por la performance electoral, su discusión no es con Macri, sino que buscan evitar que Peña merodee en sus planes a futuro. Tributan a ese plan el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, y el titular de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó.

De todas formas, el ministro coordinador y jefe de campaña no está solo. Cuenta con el aval de Daniel Angelici, que, como publicaron Infobae y Clarín, estuvo en la Casa Rosada hace unas semanas. Socios en la continuidad macrista en Boca, también tienden puentes para mantener al Presidente en la primera plana política después del 10 de diciembre. La paliza electoral entrega escenas insospechadas meses atrás: enfrentados en público y en privado, el presidente del club de la ribera sur y la diputada Elisa Carrió coinciden -las vueltas de la política- en la decisión de no soltarle la mano a Macri.

Por otra parte, la líder de la Coalición Cívica y el candidato a vicepresidente por el oficialismo, Miguel Ángel Pichetto, son los arietes discursivos del posmacrismo con Macri. Lo exteriorizaron el sábado 28 de septiembre en la primera parada del #SíSePuede Tour, que se realizó en Barrancas de Belgrano, junto a Recoleta, uno de los bastiones del PRO en la Ciudad de Buenos Aires. El senador peronista enarbola un discurso cada vez más radicalizado y antikirchnerista y la fundadora de Cambiemos, cada vez que habla, deja huellas en torno al rol opositor que pretende para Cambiemos.

El Plan Macri incluye, por debajo, un debate que aviva la tensión intra Cambiemos. En primer lugar, el tono opositor que tomará la coalición que hoy es gobierno y, consecuentemente, quiénes tomarán las riendas de ese reagrupamiento.

¿Macri está dispuesto a concentrar un armado opositor que enfrente duramente al peronismo?

Su mensaje en las recorridas ayudan a despejar esa incógnita. Hasta ahora, reprodujo un discurso lindante con el de un candidato opositor, que utiliza un nosotros inclusivo y busca contener a su tropa. En palabras del semiólogo Eliseo Verón, el candidato/presidente se concentra en el prodestinatario, aunque lanza guiños al paradestinatario cuando apela al "yo los escuché". Repitió ese esquema en la mayoría de las localidades que visitó, prolijamente seleccionadas por Hernán Lombardi y Fernando De Andreis, también socios activos del plan posmacrismo con Macri.

Larreta, que mantiene estrecho su vínculo con la chaqueña y confía en Mario Quintana para esa faena, dejó trascender que no quiere ser ungido como líder único de la oposición. Según su visión, el contexto político y la mala convivencia de los últimos años entre el macrismo y la Unión Cívica Radical (UCR) tampoco colaboran para que el PRO centralice la oposición al peronismo. En esa lectura, juega en tándem con el gobernador de Mendoza y presidente del radicalismo, Alfredo Cornejo, que tampoco le ve futuro a Macri.

Ambos coinciden en que la oposición al Frente de Todos debe cambiar su método de toma de decisiones: menos verticalismo, más discusión horizontal. Una crítica velada a Macri y a su pararrayos Peña, largamente repudiado puertas adentro de Cambiemos por hegemonizar la gestión y la política. Bajo este principio, el mendocino y el porteño buscarán aunar fuerzas para mantener unificados los bloques en las dos cámaras del Congreso en una oposición colegiada y constructiva. No obstante, sostienen que el tenor de la oposición lo marcará la política que encare Fernández.

El llamado del jefe de Gabinete a Angelici tiene, también, un correlato de lo que espera el PRO de los movimientos judiciales después de diciembre si se concreta el traspaso de mando. Macri no necesita ni pedirle asesoramiento al Tano, a quien considera su "amigo". Al mismo tiempo, Angelici busca aumentar su gravitación en el radicalismo con la definición de las autoridades del bloque en el Congreso y la conducción nacional como activos de la interna radical.

Cornejo se imagina un radicalismo más cercano a Larreta y los moderados Frigerio y Monzó. Pero "El Tano" intenta que el partido no se despegue de Macri y que lo acompañe en la próxima etapa. Podría encontrar en Gerardo Morales otro socio, aunque el gobernador de Jujuy está más interesado en conservar su lugar en la UCR que en volver a abrir ese partido al Presidente. Cuenta con el aval del cordobés Mario Negri y el formoseño Luis Naidenoff, que tienen los votos y la estructura para garantizar su liderazgo en Diputados y el Senado, respectivamente.

La incógnita vuelve a posarse otra vez sobre Enrique "Coti" Nosiglia, socio de Angelici en Boca y figura clave del radicalismo porteño. No obstante, los porteños Emiliano Yacobitti y Martín Lousteau trabajan codo a codo con Rodríguez Larreta y se incluyen en el entramada posmacrista.

Mientras este reguero de especulaciones se ensancha, Peña apuesta al "calor humano" para motivar a Macri y a Cambiemos, a sabiendas de que un sector de la tropa PRO ya mira el futuro del espacio luego del 10D ante la contundente derrota de agosto. El lema "la elección no sucedió", que Macri repetirá semana a semana, busca cristalizar un nuevo relato de épica, que de nuevo no tiene mucho. Es un folclore PRO que mezcla banderas argentinas con cánticos contra el peronismo y el kirchnerismo al calor de una porción del electorado que avala y promueve el discurso de polarización que, para el tramo final de la campaña, recayó en la voz de Pichetto.

Para el laboratorio electoral de Cambiemos, son quienes avivaron el 24A que terminó con el Presidente en el balcón de la Casa Rosada. Un porcentaje del electorado que se abroqueló moralmente en los cacerolazos contra CFK y que en 2015 encontró en Macri su mejor representante político. Las "fuerzas vivas" que el oficialismo busca contener si le toca volver a ser oposición en diciembre y que Macri, como sueña Peña, trabajará para capitalizar y seguir en la arena política si el 10 de diciembre tiene que dejar Balcarce 50.