Once provincias que explican casi el 30% del padrón nacional ya decidieron convocar a elecciones ejecutivas en 2023 por cuerda separada de los comicios presidenciales.
Si se les suman los cuatro distritos que están impedidos constitucionalmente de ir a las urnas de manera simultánea con la Nación, más Corrientes y Santiago del Estero, que eligieron sus autoridades en 2021, las fórmulas de los partidos y alianzas nacionales que buscarán llegar a la Casa Rosada podrán contar, como máximo, con el empuje de solo siete provincias que, al cierre de esta nota, aún no habían resuelto su estrategia local y representan el 45,69% del electorado.
El desdoblamiento masivo de las elecciones provinciales se cocina al calor de las crisis que atraviesan el Frente de Todos, fracturado en una interna a cielo abierto que escala minuto a minuto, y la alianza Juntos por el Cambio (JxC), conmocionada por los tironeos de halcones y palomas que tracciona el factor Milei.
En Jujuy (1,67%), Gerardo Morales avanza en dos frentes, aunque sus espadas cercanas lo desmienten. Una reforma de la Constitución local le permitiría buscar su re-reelección en comicios que se convocarán para mayo o junio. Ese cronograma calza justo para el caso de que prosperase su candidatura presidencial por la UCR, ya que el 26 de junio vence el plazo para la presentación de las precandidaturas para las primarias del 13 de agosto. De este manera, podría dedicarse de lleno y empoderado a la campaña nacional.
Osvaldo Jaldo dio el puntapié inicial el jueves pasado, al comentar, casi a la pasada, que Tucumán (3,69% del padrón nacional) votará en junio de 2023. Sin embargo, el anuncio es la punta de un iceberg que tiene especial repercusión en el Norte Grande, región a la que el Gobierno le dio principal prioridad en la gestión y que en su totalidad irá a las presidenciales del 22 de octubre del año próximo con sus autoridades ya electas.
En Catamarca (0,95%), Raúl Jalil analiza por estos días llamar a elecciones para marzo del año que viene, tal como establece la Constitución local. Si bien un artículo habilita al Ejecutivo local a modificar la fecha, un hombre de peso del oficialismo, cercano al mandatario, indicó a Letra P que se votará en esa fecha para asegurar la reelección del gobernador.
En La Rioja (0,86%), Ricardo Quintela todavía no se expresó públicamente. Según pudo saber este portal, el mandatario irá por su segundo periodo en la primera quincena de mayo. Pista: en 2019, las elecciones provinciales se realizaron el 12 de ese mes. Ambas provincias están gobernadas por el peronismo y fueron las únicas que, junto a la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, votaron sus autoridades junto con las presidenciales de 2019.
El oficialismo de Salta (3,06%) progresa en las últimas horas en ambas cámaras legislativas con el proyecto para eliminar las PASO en esa provincia, como ya lo hizo Sergio Uñac en San Juan (1,69%). Esta iniciativa surgida del entorno del gobernador Gustavo Sáenz pretende alejar las elecciones provinciales de las nacionales para seguir jugando al provincialismo catch all que tanto le rindió en los comicios locales de 2021, cuando se quedó con nueve de las 12 bancas del Senado en disputa y la mayoría en Diputados.
Gildo Insfrán irá en 2023 por su octavo mandato como gobernador de Formosa (1,36%). La convocatoria se calcula para marzo, de acuerdo a consultas realizadas por este medio. También para ese mes se espera que se vote en Misiones (2,77%), donde el Frente Renovador que timonea Carlos Rovira busca escapar de la grieta nacional, que le propinó una derrota en 2021 a manos de JxC.
Peronismo núcleo
El albertista Gustavo Bordet y Juan Schiaretti, el gobernador peronista más anti-K, también despegarán las elecciones en sus provincias. En Entre Ríos (3,24%), es un secreto a voces que el distrito tendrá calendario propio y el presidente de la Cámara de Diputados, Ángel Giano, ya anticipó que las fechas pueden ser las mismas de 2019: las PASO en abril y las generales en junio. En Córdoba (8,69%), la estrategia cordobesista apunta a junio. Las dudas están planteadas respecto de cómo se encadenarán las fechas de los comicios para la gobernación y para la capital, donde el oficialismo no cuenta con una figura fuerte debido a que todo indica que el intendente, Martín Llaryora, jugará por el premio mayor.
La tercera provincia de la región Centro, Santa Fe (8,06%), debe ir a las urnas antes del 10 de septiembre por mandato constitucional. Un límite similar tienen Chaco (2,82%), Tierra del Fuego (0,41%) y la Ciudad de Buenos Aires (7,43%). No obstante, el Ejecutivo porteño podría forzar ese corsé apoyado en su fortaleza parlamentaria, como ocurrió en 2019 por primera vez en su historia como ciudad autónoma, cuando Horacio Rodríguez Larreta puso toda su maquinaria electoral a jugar alineada con el fallido intento de Mauricio Macri por jugar un segundo tiempo. En 2023, las aspiraciones presidenciales del alcalde seguramente serán las que primen a la hora de fijar el calendario capitalino.
Patagonia rebelde
En Neuquén (1,53%), se da por hecho que una vez más el Movimiento Popular Neuquino (MPN) buscará conservar su hegemonía de seis décadas de manera anticipada. Se especula que las elecciones serán en el primer semestre. Todas las fuentes sugieren mirar el antecedente de 2019, cuando se celebraron el 10 de marzo.
Como todos los provincialismos, el oficialismo rionegrino también huye de la grieta nacional para imponer condiciones en las urnas. En los despachos del poder hay quienes se animan a ponerle fecha a las elecciones de Río Negro (1,63%): 9 de abril. Por ahora, nada es oficial. En 2019, se votó el 7 de abril.
Madre hay una sola
Buenos Aires, principal distrito electoral con el 37% del padrón y eterna madre de todas las batallas, es además particular por dos razones fundamentales. La primera obedece a la complejidad para desenganchar sus comicios de los nacionales, lo que requiere la modificación de leyes, algo poco probable en una Legislatura donde ninguna fuerza manda.
La segunda es netamente política y las miradas se contraponen. En el entorno del gobernador Axel Kicillof prefieren dejar todo como está para no perder los votos que arrastraría una boleta que llevase a Cristina Fernández como candidata. En un sector de JxC, ligado a la UCR, prefieren desdoblar para evitar la fuga de votos por derecha que podría generar Javier Milei en una boleta nacional. En la tribu PRO que empuja el larretismo, con Diego Santilli y los intendentes Néstor Grindetti (Lanús) y Julio Garro (La Plata) a la cabeza, guardan silencio.
Fuente: Letra P
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