Carsa, la firma dueña del 50% de Musimundo, anticipó a la Comisión Nacional de Valores que no cumpliría con el pago de intereses y capital que vencía ayer por la emisión de obligaciones negociables por $116 millones. De esta forma, se agravó la situación financiera de la cadena de electrodomésticos que el viernes pasado pidió ante la Justicia comercial la apertura de una convocatoria de acreedores.

A la fecha son 18 las sucursales de la firma que cerraron sus puertas -incluido el emblemático local ubicado en Corrientes y Callao- y se espera que el recorte sea más profundo y direccionado al interior.

En este contexto, con la crisis a la vista, los números que ostentaba la compañía hasta el momento no reflejaban un panorama tan negativo. A tal punto que la situación sorprendió incluso a la calificadora de riesgo Fitch Ratings.

Desglosando

"Fitch bajó las calificaciones de corto plazo de emisor y de las Obligaciones Negociables emitidas por Carsa SA (CARSA) a D(arg) tras el anuncio de la compañía de proceder a la presentación en concurso preventivo. El 31 de mayo, FIX había bajado dichas calificaciones a A3(arg) desde A2(arg) tras la suba de tasas de interés de mercado y previendo un potencial debilitamiento en sus indicadores crediticios, especialmente de su capital de trabajo. Sin embargo, la calificación reflejaba una salud económico-financiera razonable y comparativamente similar a la demostrada en períodos anteriores que no permitían anticipar una situación de estrés financiero", detalla la calificadora en su último informe de riesgo y deja claro que la decisión del directorio de presentarse en concurso de acreedores fue una movida, por lo menos, inesperada.

Mientras tanto, el último balance anual de la compañía que tiene bajo su órbita a 124 locales de la cadena Musimundo -otros 130 son manejados por la firma Electrónica Megatone y no mostrarían problemas financieros- ostenta ventas totales a agosto de 2017 por poco más de $6.612 millones y una ganancia después de impuestos de $22,8 millones. Tal como sucede con otras empresas del sector, la baja en el consumo de bienes durables junto con la inflación generaron menores márgenes de ganancias, pero de todas formas Musimundo estaba lejos de mostrar una crisis terminal. Incluso abrió cuatro nuevas sucursales durante el año pasado (2 en Río Negro, una en Misiones y otra en Buenos Aires) y hasta lanzó ON en marzo pasado.

Ahora bien, el talón de Aquiles para Carsa fue, sin lugar a dudas, su deuda, pero no la tomada con entidades bancarias -que según el BCRA a la fecha asciende a $1.758 millones (toda en situación 1 -sin atrasos en los pagos)- sino la del tipo financiera.

A febrero 2018, su posición de caja y equivalentes era de $102 millones, mientras que las obligaciones de corto plazo ascendían a $3.215 millones (más del 90% del total de la deuda), situación que se encontraba en parte mitigada por la existencia de créditos comerciales corrientes superiores a $3.100 millones. "Teniendo en cuenta la caja, los créditos no securitizados, el inventario y las deudas comerciales corrientes, la compañía cubre, en promedio, un 50% de la deuda financiera de corto plazo no securitizada. La compañía ha demostrado históricamente un buen manejo de la deuda de corto plazo con un amplio acceso al mercado de securitizaciones, con una sobrecobertura implícita derivada de los flujos residuales de los fideicomisos que ascienden a cifras muy importantes", explica el informe elaborado por Fitch, que busca, en parte, explicar la situación.

También hay otros factores a tener en cuenta y que son el denominador común de un mercado que se presenta por lo menos complicado en la Argentina. En primer lugar, los bancos locales dejaron de financiar las cuotas sin interés -salvo ofertas excepcionales- y las cadenas de electrodomésticos salieron a cubrir parte de esta estructura con el lanzamiento de fideicomisos financieros estructurados por cuentas por cobrar. Esta situación llevó a las empresas a tener una necesidad más alta de capital de trabajo para apalancar la habitual operatoria.

En segundo lugar, el avance del comercio electrónico es una realidad que no se puede dejar de lado. Incluso las empresas buscan consolidar este segmento porque se traduce en menores costos de comercialización.

Así es que el recorte de Musimundo se entiende por su fuerte deuda financiera que sus dueños aducen no poder hacer frente en lo inmediato. A la par, también queda en evidencia que su intención es un fuerte ajuste en un contexto que no se muestra demasiado favorable para el sector.

Con el concurso preventivo de acreedores el final sigue abierto y la cuestión en manos de la Justicia comercial, mientras tanto el futuro de la firma sigue siendo un interrogante.